El comercio y la hostelería de Loureiro Crespo y las calles de su entorno están agotados. Especialmente aquellos negocios situados después del puente sobre la línea férrea y que soportan ya un corte al tráfico en este vial que dura más de medio año. Muchos resisten pese a la fuerte caída en las ventas, al evidente descenso del número de peatones que circulan por este vial y a llevar ya seis meses encajonados entre vallas de obra. Otros no han tenido tanta suerte y el corte de la calle se ha cobrado ya sus primeras bajas.

Tras el incumplimiento de los plazos dados para la ejecución de las obras y la reapertura de la calle –la última fecha comunicada por Fomento al Concello hablaba de finales del mes de abril y tampoco se va a cumplir–, los comerciantes exigen la reapertura del vial cuanto antes para evitar seguir sumando locales cerrados a un sector ya de por sí muy agobiado por la crisis económica y la consiguiente caída del consumo.

Así lo explica el presidente de la Asociación de Comerciantes de Loureiro Crespo y su entorno, Pablo Muñiz, quien asegura que las obras "están afectando y mucho" a los negocios abiertos en la toda zona, no solo comercio, sino también hostelería, como es su caso. "En teoría se trata de una obra que tenía que estar terminada en febrero, luego nos dijeron que en marzo y más tarde en abril..., esto es una tomadura de pelo monumental", relata.

Muñiz asegura que en esta lucha esperan "estar al lado del Concello en lo que se pueda ayudar" para reclamar a Fomento que acaba cuanto antes con estas obras. Para ello solicitarán una entrevista cuanto antes con el edil Luis Bará. "Creemos que es el Concello quien tiene que representarnos ante Fomento", afirma. La situación requiere actuar con urgencia, señala Muñiz, ya que "en estos seis meses se han cerrado un puñado de locales y alguno más se está planteando hacerlo y cerrarán si no se hace algo pronto", advierte. Un problema que no solo afecta a Loureiro Crespo, sino a todas las calles perpendiculares que desembocan en esta travesía.

El resto de los comerciantes coinciden con el presidente del colectivo. El flujo de peatones es notablemente inferior al que había antes de que se produjese el cierre al tráfico del puente el 12 de octubre de 2011 y eso se nota en las ventas. Pese a que se mantiene un pasillo peatonal entre las vallas de obra, el movimiento es escaso: "A nosotros nos ha costado el cierre", explican desde Calzados Rex, quien cerrará sus puertas tras liquidar existencias poniendo fin a más de 30 años de actividad. "A veces hasta da miedo estar aquí tan sola", añaden. En la droguería Dyps apuntan a que desde que comenzaron las obras parece que han aumentado do los pequeños robos, de tal forma que los ladrones se escabullen ocultándose entre las vallas. Un bar y un comercio próximo tuvieron que echar el cierre hace poco. El resto de los locales resisten como pueden a la espera de la reapertura y de que el público vuelva a fluir por esta arteria pontevedresa.

El Concello traslada al Ministerio de Fomento su malestar por incumplir la fecha de reapertura de la calle

El Concello de Pontevedra trasladó a los responsables de Fomento en las obras de construcción del tren del Eje Atlántico a su paso por la ciudad su malestar por el incumplimiento de la última fecha comprometida para la reapertura de Loureiro Crespo y que estaba fijada para finales del mes de abril.

Bará recordó que las obras se iniciaron hace 6 meses y tenían que estar finalizadas en febrero. Según pudo saber en la última reunión que mantuvo con los responsables de las obras, el retraso se debe a problemas técnicos en la instalación de las vigas para la construcción de la plataforma de la nueva calle. Aunque el Concello entiende que puedan surgir problemas que retrasen una obra de este calibre, solicitó que se agilicen los trabajos todo lo posible para reabrir el tráfico en este vial cuanto antes, al ser "clave" para toda la zona este de la ciudad.

Asimismo, Bará demandó a los responsables de Fomento que sean ellos mismos quienes den explicaciones a los afectados, especialmente a los residentes y comerciantes de la zona. También les pide que sean ellos quienes informen acerca de plazos y fechas de apertura. La última que le comunicaron a Bará es dentro de unas "dos o tres semanas", pero en el Concello ya no se fían tras los últimos incumplimientos.