La Fiscalía de Pontevedra lanza una ofensiva contra el uso de los cepos en los caballos salvajes que pastan en los montes de la provincia, los conocidos como "pexas" o "trancas", ya que considera que su utilización puede ser constitutiva de un delito del artículo 337 del Código Penal por maltrato animal e incluso se puede estar infringiendo el artículo 385 de este mismo Código, incurriendo en un delito contra la seguridad del tráfico. Dos delitos que están castigados con penas que oscilan entre los 3 meses y el año de prisión en el caso del maltrato animal y de seis meses a dos años o una pena de multa y trabajos para la comunidad en el caso del delito contra la seguridad vial.

La Fiscalía de Pontevedra ya ha abierto diligencias informativas por estos hechos en las que se insta al Seprona y a la Xunta de Galicia a que proceda a identificar a los dueños de aquellas reses que porten estos artefactos para proceder a su denuncia ante el juzgado correspondiente y a su posible imputación por los dos delitos citados anteriormente.

El encargado de abrir estas diligencias informativas fue el fiscal Benito Montero, quien en 2007 ya promovió una iniciativa similar ante el elevado número de caballos que pastaban en los montes de la comarca con este tipo de artefactos. La investigación de la Fiscalía, que incluso citó a declarar a varios propietarios de caballos del monte Castrove, tuvo su reflejo en la erradicación de esta práctica en los montes pontevedreses durante varios años. Sin embargo, en los últimos meses son muy numerosos los casos de caballos con trancas que le son comunicados de forma verbal al propio fiscal o que aparecen reflejados en los medios de comunicación. Por ello, la Fiscalía ha decidido lanzar esta nueva ofensiva a nivel provincial contra una práctica que conlleva "un injustificado sufrimiento físico infligido a estos caballos durante toda su vida, causándoles graves lesiones en las patas y deformidades en el cuerpo", según se lee en la diligencias informativas abiertas por el Ministerio Público.

Montero recuerda que en 2007, tras comprobar que la apertura de una investigación por parte de la Fiscalía erradicó el uso de las "pexas", la actuación contra los propietarios de caballos con cepos que fueron identificados se quedó en un mero apercibimiento verbal. En esta ocasió no habrá tanta flexibilidad. Montero cree que cuatro años después todos los dueños de reses salvajes son conocedores de que incurren en un delito aunque se trate de una práctica considerada como tradicional, por lo que procederá a la denuncia inmediata de aquellos propietarios que sean identificados. Mayoritariamente se emplea la tradicional "pexa" de madera, pero se ha detectado la utilización de todo tipo de artefactos.