Jaime Iglesias lleva décadas luchando contra el crimen organizado y hablar de crimen organizado en Galicia es hablar de narcotráfico. Iglesias y otros muchos policías nacionales como él –así como guardias civiles y efectivos de Vigilancia Aduanera– han batallado con tenacidad esta lacra y, por este motivo, el coordinador de la Udyco-Galicia insistía ayer en hacer extensivo el reconocimiento que hace Amigos de Pontevedra hacia su persona a todos aquellos que combaten el tráfico de drogas, así como a los policías en general. "Debido a nuestro trabajo de servicio público a la ciudadanía tenemos la oportunidad de estar muy cerca de la realidad social, a veces viviendo situaciones gratificantes y otras veces conociendo su lado más triste", recuerda, por lo que muestra su sincero agradecimiento a Amigos de Pontevedra por acordarse de las Fuerzas de Seguridad en estos premios.

–¿Qué supone para usted recibir el premio Amigos de Pontevedra?

–Pues un profundo sentimiento de agradecimiento hacia Amigos de Pontevedra y su junta directiva. Primero por el hecho de que hayan puesto su mirada en un policía del Cuerpo Nacional. En segundo lugar, por lo que tiene de satisfacción personal por haberme acercado a otras personas y colectivos de gran talla profesional, humana, intelectual o deportiva. También supone un compromiso de agradecimiento y reciprocidad hacia la ciudad en la que he residido más de 45 años y, por tanto, lo vivo con mucho respeto y adoptando una posición si cabe más activa todavía en defensa de sus valores y bondades.

–Con este premio no sólo se destaca la labor de la Policía Nacional, sino en especial la lucha contra el narcotráfico. ¿Es muy diferente el problema de la droga en la Galicia que usted conoció al principio de esta batalla contra la droga de la Galicia actual?

–Yo me he dedicado a luchar contra el crimen organizado durante casi toda mi vida profesional desde distintas áreas y, lo cierto, es que la percepción del problema de las drogas se ha modificado. En 1994 el tráfico de estupefacientes era el segundo problema para los ciudadanos en las encuestas del CIS y hoy estamos en el puesto 20. Sin embargo, el problema de las drogas es muy grave para la ciudadanía a todos los niveles. Lo cierto es que la situación está mejorando. Desde la Operación Tabaiba Galicia ya no es la puerta de entrada en Europa pero no hay que bajar la guardia. Hay indicadores que nos demuestran que los grupos organizados aquí están teniendo problemas, como el hecho de que suba droga a Galicia (hablamos de cocaína) desde Madrid o Valencia. No obstante, el hecho de que la percepción de los ciudadanos de que existe menos riesgo tiene dos aspectos, uno positivo y otro negativo, que es que la gente no advierta los efectos tan devastadores de las drogas. Antes, esta percepción negativa nos la daba la heroína y sus efectos sobre los jóvenes, ahora quizá la gente no percibe tanto el daño que hace la droga.

–¿Sería un error dar por ganada la batalla?

–Galicia ha perdido el protagonismo que tenía en el tráfico de drogas pero aquí sigue habiendo narcotráfico y en eso no nos vamos a tapar los ojos.

–Supongo que la lucha contra los "capos" de la droga no tiene horarios...

–La verdad es que no yo, sino los policías que trabajan en la lucha contra el tráfico organizado de estupefacientes, dedican mucho tiempo y muchas horas a su trabajo, con muchísima ilusión e interés. Es cierto que tenemos unos horarios muy irregulares que a veces no responden a nuestros intereses sino a la pauta que nos marcan los investigados. En muchas ocasiones nuestros horarios de trabajo se ven muy afectado por decisiones que no tomamos nosotros, sino las propias organizaciones delictivas.

–Los "malos" nunca cogen vacaciones, claro...

–No sólo no cogen vacaciones sino que escogen para actuar las ocasiones en las que consideran que lo tienen más fácil, como los turnos por vacaciones, festividades..., lo que provoca que tengamos que estar muy atentos siempre.

–¿Y cómo llevan los seres queridos esta falta de horarios?

–Bueno, yo creo que la conciliación de la vida laboral con la familiar es una cuestión que hay que respetar con los compañeros pero son ellos los primeros en acceder a romper sus permisos o su descanso para realizar un trabajo que les resulta realmente ilusionante.