La Ruta de la Plata o Portugal suelen ser los itinerarios utilizados por los grupos pontevedreses para "bajarse al moro".

La persona que financia el viaje y el destinatario de la droga es quien programa la operación. Se hace con los servicios de cuatro "culeros" a los que pagará 1.000 euros por kilo de hachís. Son auténticos "porteadores" de droga ya que dependiendo de la capacidad de "tragar" las "bellotas" podrán ganar más o menos dinero. "Si sólo llegan a 800 gramos, pues cobran 800 euros; si son capaces de ingerir un kilo y 300 gramos, pues ganan 1.300", dice Javier.

Dependiendo de la capacidad del "tragador" las bellotas serán más grandes o más pequeñas. Suelen medir entre 6 y 12 gramos. La media es que cada "culero" oculte en su organismo un kilo, es decir, una media de 100 "huevos" de hachís. Las radiografías que realiza la Policía Nacional a los sospechosos muestran el aparato digestivo de estos jóvenes repletos de cápsulas de hachís. A veces utilizan otras "oquedades" corporales. Dos chicas fueron sorprendidas en la operación "Tetuán" (desarrollada en Sanxenxo en 2008) con dos grandes barras de hachís de 200 gramos cada una ocultas en la vagina.

Junto a los cuatro "muleros" viaja otra persona que actúa como "vigilante". Es el lugarteniente del organizador del viaje y debe asegurarse de que la operación sale bien. A veces, sí se utilizan dos coches, realiza labores de vigilancia para intentar eludir los controles policiales. Utilizan coches alquilados o de conocidos (a los que entregan pequeñas cantidades de dinero) para llegar hasta Algeciras o Tarifa y desde allí coger los "ferries" a Tánger. Cambian el automóvil en cada viaje para intentar despistar a la Policía.

Una vez en Marruecos compran la droga ya en "huevos" a un precio de unos mil euros el kilo, un valor que se triplicará una vez en Pontevedra. Lo tragan justo antes de salir ya que la idea es que no sea expulsado hasta llegar a Galicia. Una vez allí, el responsable de la organización lo venderá a los pequeños distribuidores. Algunos grupos suministran a otras localidades de la provincia.

No obstante, la labor de los investigadores de la Policía Nacional ha detectado muchos de estos envíos por lo que la "deposición" de las bellotas acaba por realizarse en los calabozos de Comisaría. Antes pasaron por el Hospital, en donde una radiografía advierte de la presencia de la droga y permite su detención. El Grupo Operativo Medio de la Comisaría Provincial ha detectado que no sólo esta actividad se da en Pontevedra, sino que también han investigado y desmantelado tramas de estas características en localidades como Sanxenxo o Vilagarcía.