El debate está de nuevo sobre la mesa. Después de años en los que la idea se abordó tímidamente en algunos foros, durante los últimos meses la crisis y los escasos recursos económicos que padecen las administraciones locales han aumentado las voces que abogan por la fusión municipal en Galicia. Entre ellas la del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Al igual que determinados colectivos, apoya una idea que la comarca de Pontevedra ya ha experimentado en diversas ocasiones. De hecho, las dimensiones del municipio capitalino no tienen nada que ver con la de sus límites originarles Su configuración actual, tras la incorporación de Pontesampaio en 1960, está a punto de cumplir 50 años. A la espera de si esas intenciones se hacen oficiales en la agenda gubernamental, la ciudad se convierte en claro ejemplo de cómo el número de municipios se reduce desde el siglo XIX.

Lo que hoy parece novedoso es en realidad una práctica que se ha ido produciendo desde que se conformaron los ayuntamientos modernos. El de la ciudad del Lérez sufrió desde su creación derivada de la Constitución de Cádiz de 1812, numerosos cambios hasta presentar el tamaño actual, logrado con las últimas incorporaciones de Xeve, en 1944, y Pontesampaio, 1960.

Entre medias, varias anexiones y segregaciones. En 1836 el Boletín Oficial de la Provincia publicó la distribución del territorio que hoy conforma el término municipal de Pontevedra en tres entes distintos. El de la urbe contaba, además, con las parroquias de Campañó, Alba, Lérez, Mourente, Bora, Marcón, Tomeza, Salcedo y Lourizán. Mientras, Verducido estaba formado, además de ésta, por Santa María de Xeve y San Andrés de Xeve. A su vez, el de Pontesampaio incluía también Canicouva. Sin embargo, en apenas cinco años este reparto se difuminó. Así, Santa María, San Andrés y Verducido trataron de separarse de Cerponzóns, mientras que esta parroquia deseaba unirse a Lérez, Alba y Campañó.

Estos movimientos condujeron a un nuevo panorama municipal. Con este, los tres municipios pasaron a ser seis: Pontevedra, formado únicamente por esta parroquia, Alba (Alba, Campañó y Lérez), Mourente (Mourente, Bora, Marcón y Tomeza), Salcedo (Salcedo y Lourizán), Verducido (Verducido, Cerponzóns, Santa María y San Andrés de Xeve) y Pontesampaio. Poco más tarde, Cerponzóns pasó a depender de Alba. Luego hubo varios intentos por parte de Pontevedra de extender su territorio, aunque en ocasiones se encontró con la oposición de los municipios vecinos. Otras, ocurrió al revés. La capital consideraba "no conveniente" que se sumasen los municipios de Alba, Mourente, Salcedo y Vilaboa, como recogen documentos oficial en 1853.

Finalmente, ya en 1869, se integran bajo el término pontevedrés los entonces ayuntamientos de Alba, Mourente y Salcedo. Faltaban, para que los límites locales fuesen iguales a los de ahora, las entradas de Xeve, que anteriormente había quedado constituido como independiente, y Pontesampaio. Fueron estas incorporaciones las últimas y las más recordadas en la actualidad, debido a que algunos de los vecinos actuales las vivieron. La primera, tras dos intentos en 1908 y 1921, fraguó en 1944. La segunda, en 1960, después de que el alcalde de Pontesampaio convenciese a la corporación para hacerlo argumentando las dificultades del consistorio para abonar nóminas y prestar servicios. Luego consiguió una plaza de juez en Pontevedra.

Con esta anexión se cierra el capítulo de variaciones en el municipio pontevedrés. Una historia que podría volver a abrirse si fructifican los postulados de quienes apoyan este tipo de operaciones. Además, ahora el argumento de la crisis da mayor fuerza a sus defensores.

De los 315 concellos gallegos actuales, 199 cuentan con menos de 5.000 habitantes. Son precisamente estos los que resultarían más afectados en el ingreso de dinero del Estado. Un reciente estudio publicado por el Club Financiero de Vigo (CFV), la última institución en mostrar su apoyo explícito a estos procedimientos, recoge como lo más despoblados son aquellos con más dificultades para prestar los servicios a sus ciudadanos. Y es que, según se asegura en este informe, la ´rentabilidad´ para un ayuntamiento llegaría a partir de ese número de vecinos. Pero no lo alcanzan dos de cada tres concellos gallegos, entre ellos y como ejemplo de la comarca pontevedresa: Barro, A Lama, Cotobade y Campo Lameiro.

Por el momento nadie salvo el CFV se ha atrevido a realizar propuestas concretas, que se refieren principalmente al ámbito de influencia de la urbe olívica. Así, el documento idea la integración de Fornelos de Montes y Pazos de Borbén en el de Redondela, como ejemplo de la práctica anterior. Pero asimismo ejemplifica con la anexión de Mos a Vigo o la unificación de tres municipios como Nigrán, Gondomar y Baiona para crear un gran término de casi 50.000 habitantes. Sobre el resto de Galicia, el estudio insiste en eliminar aquellos que no lleguen al ´corte´ de los cinco mil.