"De parte del pueblo de Nicaragua, un saludo y nuestro agradecimiento al pueblo gallego y especialmente al concello de Pontevedra". Luis Álvarez, uno de los máximos responsables de la ONG nicaragüense Instituto de Promoción Humana-Somoto, expresaba así la gratitud de más de un millar de sus vecinos, destinatarios de los programas puestos en marcha con cargo a los fondos remitidos desde Galicia.

Viven en el departamento de Madrid, que incluye 9 municipios, una zona de trópico seco en la que los campesinos subsisten apenas trabajando tierras marginales, ya que las productivas se encuentran en manos de los terratenientes.

La mayoría no dispone de más de 12.000 metros cuadrados de cultivos, en una zona en la que, por ejemplo, no ha llovido en todo este año y los escasos regadíos son propiedad de las grandes fortunas.

El panorama cultural "es aún peor", indica Luis Álvarez, "porque sólo hay escuelas en las poblaciones importantes, son comunidades aisladas, sin luz o agua potable, y los niños al acudir a esos centros rompen el vínculo con los padres y las labores del campo".

Los programas puestos en marcha con los fondos aportados desde Pontevedra van en una doble dirección: facilitar una formación adecuada a esos jóvenes para que puedan continuar viviendo en sus comunidades y superen la economía de subsistencia y proporcionar a las familias viviendas dignas.

La ONG nicaragüense creó los Centros de Educación Alternativa Rural, de los que ya han salido tres promociones. En estas escuelas se da a los jóvenes la oportunidad de seguir estudiando (reciben las clases normales del Bachillerato) y, a mayores, campesinos experimentados les enseñan agroecología en un proceso de transferencia horizontal de conocimientos de cultivador a cultivador.

Las mejores técnicas de labranza y producción en un entorno de trópico seco, medicina natural, cocina tradicional y en general lecciones para recuperar los principales rasgos de la cultura son algunas de las asignaturas que se imparten en estos centros.

Hasta el momento más de 900 alumnos han pasado por estos centros, cuya labor se completa con un programa de créditos blandos para que puedan adquirir pequeñas fincas.

Luis Álvarez se felicitó porque estos jóvenes no sólo han rescatado técnicas antiguas de labranza y se ha recuperado el círculo enseñanza-aprendizaje de estas comunidades sino porque los agricultores están poniendo en marcha experiencias innovadoras para comercializar sus productos, envasándolos, procesándolos y dándoles así mayor valor añadido.

Una segunda línea de trabajo se llama "Proyecto Viviendas" y consiste en la construcción de casas de adobe dotadas de sistemas de recogida de agua de lluvia. Especialmente, se incide en que estén dotadas de piso y techo metálico para evitar la amenaza de un chinche que en esas zonas propaga una enfermedad mortal.

Hasta el momento ya se han construido más de 5.000 viviendas, 200 de las cuales se levantaron gracias a las aportaciones procedentes de Galicia. Fue Bacon quien dio la idea de que el dinero viene a ser como el estiércol: no es bueno a menos que lo esparzamos.

La ciudad destina más de 100.000 euros a proyectos solidarios

La concejala de Benestar Social, Margarita Castejón, acompañó a los representantes de la ONG nicaragüense en su comparecencia y recordó que la cooperación internacional constituye una obligación ética para los países desarrollados. Es el caso de las 102 administraciones gallegas que participan en el Fondo Galego de Cooperación, entre ellas 98 concellos y las cuatro diputaciones.

A Pontevedra le correspondería aportar 3.500 euros anuales, cantidad que se consideró insuficiente y se aumentó hasta los 15.000 euros. A mayores, explicó la edil, el concello aporta 14.000 euros al proyecto Vacacións en Paz para que niños saharauis puedan pasar sus vacaciones en Galicia y aporta 6.010 euros a Amarante para planes de consumo responsable y comercio justo. Finalmente, destina 67.661 euros a convenios de colaboración con el sector solidario.