Las demandadas obras para canalizar bajo tierra la línea de alta tensión que atraviesa el barrio de Monte Porreiro han permanecido dos años totalmente paralizadas, sin contratarse siquiera, porque parte de los nuevos cables deben atravesar fincas privadas y el propietario no se aviene a un acuerdo, por lo que habrá que afrontar su expropiación. Así lo apuntó ayer la concejala de Urbanismo, Teresa Casal.

La futura línea soterrada discurrirá en su mayor parte por terrenos públicos, pero al atravesar el río Lérez (por la pasarela del balneario) afecta a esas fincas privadas. Pese a este contratiempo, el concello decidió ayer poner en marcha el proceso de adjudicación de parte de las obras, relativas a la apertura y construcción de la canalización subterránea por la que discurrirán los cables en el futuro. La intención es que mientras tanto se lleve a cabo el expediente expropiatorio.

Estas novedades fueron comunicadas ayer mismo por la propia Casal a los representantes vecinales del barrio, de la asociación O Mirador, que, en todo caso, no verán desaparecer el cableado aéreo hasta que se disponga de las citadas parcelas.

Más de un kilómetro

A la espera de ese trámite, se ha optado por dividir el proyecto (presupuestado en diciembre de 2007 en 1,8 millones de euros) en varias fases y ayer se acordó licitar la obra civil por el barrio, por importe de 658.882 euros. La línea eléctrica de Monte Porreiro une la subestación de Tibo, en Caldas de Reis, con la de Mourente y afecta a la urbanización pontevedresa en un tramo de 1.250 metros aproximadamente, que es el que se pretende canalizar bajo tierra en esta primera fase. Comienza en la pasarela peatonal del balneario y discurrirá por viales asfaltados, primero por la carretera que conduce a la estación de bombeo y después por las calles Reino Unido, Bélgica y Alemania, hasta la calle Portugal, donde concluirá este recorrido subterráneo. En todo ese tramo existen en la actualidad cinco torretas de sustentación, que además de su impacto estético, suponen un riesgo para la población.

Las obras tienen un plazo de ejecución de ocho meses y se ha optado por su contratación mediante el procedimiento negociado con el fin de agilizar al máximo la adjudicación. Incluyen la ejecución de gabias, colocación de tubos y reposición del pavimento, así como las dotaciones habituales para este tipo de instalaciones. Asimismo, una vez que se disponga de todo el trazado y la empresa suministradora cambie el cableado, se procederá al derribo de las cuatro torretas.

Estos trabajos se integran en un convenio que firmaron en diciembre de 2007 el concello, la Consellería de Industria y Unión Fenosa Distribución. El presupuesto global fijado en aquel acuerdo era de 1.764.298,31 euros, de los que el concello se hacía cargo de la obra civil, valorada en 649.953,40 euros. En la obra aprobada ayer, la cifra queda limitada a 568.000 euros porque no se ejecutará el proyecto en su totalidad hasta disponer de la parcela por expropiar, que afecta al tramo final, una vez cruzado el río.

La Consellería de Industria y Fenosa se comprometieron a aportar los gastos correspondientes a las instalaciones eléctricas, que son de 1.114.245 euros. La Xunta sufraga el 60% de esa cantidad y la empresa el 40% restante.