El Archivo Provincial ha recibido cerca de 5.000 imágenes ya catalogadas del fotógrafo Carlos Osorio (Pontevedra 1950-2002) que con su cámara ejerció de notario de su tiempo. Su esposa, María Dolores Santalla, ha donado de forma totalmente desinteresada la obra, que a partir de este momento será custodiada en el archivo fotográfico del Servizo de Patrimonio de la Diputación Provincial.

María Dolores Santalla fue también ayer la invitada de excepción al acto en el que se presentó el libro “Carlos Osorio. Fotografía”, un debut que tuvo lugar en el Archivo Provincial y en el que participaron el presidente de la Diputación, Rafael Louzán; la vicepresidenta provincial, Teresa Pedrosa; Xerardo Torrado, comisario de la exposición “Carlos Osorio. Unha vida en amarelo” y el director y realizador cinematográfico Ángel Pérez Poyán.

La publicación del libro se competa con la exposición, inaugurada también ayer, “Carlos Osorio. Unha vida en amarelo”.

Se trata de una muestra que da a conocer una parte destacada de la obra fotográfica del autor.

La exposición propone al espectador un paseo por una Pontevedra en blanco y negro, la técnica preferida por Osorio, ya que “las fotos, con el tiempo, se vuelven amarillas”, Y de ahí el título de la exposición.

Tanto las obras incluidas en la exposición como todo el material donado por María Dolores Santalla se custodiará a partir de ahora en el denominado “Fondo Osorio”, que podrán visitar “todos aqueles interesados en coñecer este fantástico legado polo miúdo”, anunciaron los portavoces de la institución provincial.

Éstos recuerdan que el pontevedrés Carlos Osorio fue notario de un tiempo y de unos escenarios “que hoxe perduran entre nós grazas a homes intrépidos coma el, que viviron a súa profesión apaixoadamente. No seu caso, a fotografía foi moito máis que iso, foi toda a súa vida”.

Curiosidad

Las mismas fuentes recuerdan que el fotógrafo Carlos Osorio fue “víctima” de una curiosidad casi patológica y captó con su cámara “ánimas e espazos dende Viena ata Nova York, partindo sempre da Pontevedra que o viu nacer, pasando polos desertos míticos de Arizona ou as rúas ateigadas de xente de Caracas”.

Los participantes en la doble presentación de ayer recordaron que el fotógrafo pontevedrés fue, ante todo, un ser creador, un transmisor del virus de la búsqueda, de la imaginación, de la fragilidad, un verdadero amante del lenguaje visual.