Las “deficientes relaciones laborales” en el seno de la empresa Cespa, concesionaria del servicio de limpieza en Pontevedra desde hace años, está empezando a agotar la paciencia del gobierno local. Un nuevo intento de negociación entre ambas partes para evitar la huelga de basuras, que se celebró ayer a instancias del concello, acabó una vez más sin acuerdo, y ha provocado un mal disimulado enfado municipal por la “actitud inflexible” de la empresa.

De hecho, mientras los trabajadores mostraban su “buena voluntad” aplazando el inicio de la huelga unas 40 horas, hasta las once de la noche de mañana martes, con el fin de disponer de un nuevo margen de negociación, Cespa no parece haber suavizado su postura con respecto al principal detonante de este conflicto: el despido de un trabajador, cuya readmisión no acepta la concesionaria.

Esta situación ha llevado al gobierno local a intensificar su protagonismo en este conflicto y dirigir sus principales críticas contra la empresa, hasta el punto de que no se descarta adoptar algún tipo de “castigo” como medida de presión. El concejal Raimundo González Carballo tiene previsto trasladar a la junta de gobierno de hoy la propuesta de aplazar, o incluso retirar a Cespa un reciente contrato de 246.000 euros al año para ampliar el servicio de recogida puerta a puerta del cartón comercial, así como el vidrio de los bares del casco viejo. El concejal señala que podría ser una “medida de presión” para resolver esta huelga en concreto, pero en el fondo, se trata también de dejar constancia del descontento, cada vez más evidente, del ayuntamiento con el servicio que presta la concesionaria en la ciudad, objeto de quejas ciudadanas.

González Carballo fue ayer muy claro al lamentar la “conflictividad” que siempre rodea a Cespa, por lo que sugiere que sea otra empresa, si es posible, la que asuma algunos de los servicios adjudicados a la actual concesionaria, en concreto la recogida puerta a puerta del cartón que generan los comercios en toda la ciudad.

La infructuosa reunión de ayer era la tercera que celebraban ambas partes en apenas tres días. Convocada expresamente por el concello a las 12,00 horas, apenas 45 minutos después quedaban rotas de nuevo las negociaciones. A la salida, González Carballo observaba “cierta flexibilidad en los posicionamientos del comité de empresa, pero un menor acercamiento por parte de Cespa”. Aún así, se mantiene la idea de que “resulta exagerado” convocar un paro indefinido de este tipo por una incidencia laboral que se puede resolver en otras instancias, en concreto, la judicial.

Fuentes de Cespa, por su parte, indicaron que “la reunión empezó mal y duró poco”. La patronal mantiene su postura de que sea la autoridad judicial la que dirima el despido del trabajador, cuya readmisión reclama el comité de personal, y se compromete a acatar la resolución “sea cual sea el resultado, si resulta desconvocada la huelga”. Sin embargo, el comité no se fía de este pronunciamiento. Juan Carlos Corredoira, portavoz de la plantilla, explicó su propia versión de la cita: “La empresa vino a quedar bien, pero mantiene la misma postura, mientras que nosotros estábamos dispuestos a que se aplicara algún tipo de sanción al trabajador, siempre que fuera readmitido”. Corredoira dijo que resulta comprensible “el enfado” de González Carballo. “Es un cabreo con razón, el mismo que tenía el mediador (durante las negociaciones del viernes en la Axencia Galega de Arbitraxe) ante la actitud de la empresa.

A la vista de la situación, y a la espera del resultado de futuros contactos, el concello mantiene sus recomendaciones a los ciudadanos para que colaboren en la reducción de sus basuras.