Visto para sentencia. El juicio que se sigue contra Alfonso A.G., de 35 años, acusado de intento de homicidio, agresión sexual continuada y dos delitos de maltrato, finalizó ayer en la Audiencia Provincial de Pontevedra en una sesión en la que las declaraciones más importantes corrieron a cargo de los peritos forenses. Los médicos aseguraron ante el juez que las múltiples heridas que presentaba la mujer “implican la intervención de otra persona” por lo que descartan “la autolisis”, es decir, que consideran que la mujer no pudo autoprovocarse las lesiones tal y como afirmó el martes durante la primera jornada de juicio el procesado.

La declaración a los dos peritos forenses comenzó con una larga retahíla de preguntas por parte del fiscal sobre cada una de las numerosas heridas que presentaba la mujer. El objetivo era que las dos médicos las localizasen en el cuerpo, explicasen su alcance y el mecanismo por el que se producen. Varios traumatismos en la cabeza compatibles con patadas y puñetazos, golpes en mandíbulas, ojos, desviación del tabique de la nariz, heridas en labios y boca, cortes en el cuello por arma blanca, rotura de clavícula, lesiones en los codos o síndrome de ansiedad son,entre otras, algunas de las heridas y trastornos que presentaba la mujer.

Ayer también declararon los psicólogos que valoraron la credibilidad del testimonio de la joven. Tras varias sesiones con la víctima, estos profesionales concluyeron que “dice la verdad con una probabilidad muy alta”. Añadieron que es frecuente que, por miedo, las víctimas de maltrato “contribuyan a la ocultación” de los hechos hasta que no se produce una agresión grave y dan a conocer la situación que padecen como supuestamente ocurrió en este caso. “Es muy complicado escapar a la violencia de género”, dicen, “muchas personas viven así toda su vida”. Durante el juicio la mujer no sólo manifestó que recibió una brutal paliza, sino que el acusado la roció de combustible y sólo la llegada de la Guardia Civil evitó que su ex pareja la quemase viva. Relató que sufría violaciones sistemáticas y continuos episodios de malos tratos.

Los psicólogos aseguraron que la víctima manifiesta los síntomas habituales de una mujer que ha sufrido malos tratos, como es el hecho de haberse ido a vivir fuera de Galicia, así como diversas secuelas psicológicas.

Los peritos explicaron que el acusado era consumidor “recreacional” de alguna sustancia estupefaciente pero no hasta un punto que tuviera alterada sus facultades mentales.

Ante los magistrados de la Sección Cuarta de la Audiencia también declararon los guardias civiles que llegaron aquel 30 de marzo a la vivienda de la mujer en Tomiño y vieron como se desmayaba nada más salir de casa, ensangrentada y empapada en queroseno. Luego detuvieron al acusado en una carretera cercana a la vivienda.

El fiscal solicitaba inicialmente para Alfonso A. G. una pena de 19 años y 11 meses de prisión por el delito de tentativa de homicidio, aunque finalmente rebajó esta petición a 15 años de prisión. A éstos habría que sumar los 11 años y 11 meses que reclama por un delito de agresión sexual continuada, así como otros tres años por dos delitos de maltrato. En total una pena de casi 30 años de cárcel. La acusación particular reclama penas que suman 35 años de prisión y una indemnización por daños morales de 100.000 euros, que es de 30.000 en el caso del fiscal. La defensa pide la libre absolución.