Vilalonga y su párroco están enfrentados. Los vecinos se han puesto en marcha para reclamar la continuidad de una tradición que don Aurelio pretende vetar, según lamentan algunos de los residentes en la localidad. Aseguran que el cura está en contra de que se lleve a cabo este año la procesión del Carmen hasta la playa y una misa campestre. Esgrime la carencia de un puerto en la población, condición indispensable, a su juicio, para que se celebre este tipo de conmemoración. Mientras, asociaciones como la vecinal y la comisión de fiestas recuerdan que se realiza desde hace décadas debido a los estrechos vínculos con las actividades marineras.

Los integrantes de los colectivos que persiguen la continuidad de la procesión se reunieron ayer en asamblea para acordar una de sus primeras medidas encaminadas a lograr su objetivo. Así en breve visitarán a los mandos eclesiásticos, subiendo de peldaño “ata chegar ao Arzobispo se fai falta”, adelantan. La primera de las reuniones será con el arcipreste de la zona, pero ya tienen en mente otra con la Vicaría de Pontevedra.

Tratarán de convencerlos para que insten a don Aurelio a permitir esta procesión el próximo 16 de julio, al igual que ocurrió el año pasado, al poco de que este religioso se hiciera cargo de la parroquia de Vilalonga. “El non está pola labor, propuxémoslle que se quixera que non fose ou que viñera outro cura, pero nada”, explica Amancio Torres, representante vecinal. Pero el sacerdote, también responsable de la vecina parroquia de Dena, parece permanecer en una posición firme acerca de que al no haber puerto de mar en Vilalonga no procede llevar a cabo la procesión marinera.

Algo que obvió el pasado año, cuando sí se realizó ya estando él al frente de la parroquia. Por ello para algunos vecinos está negativa podría tener que ver con una falta de recursos económicos que desaconsejaría la celebración. Y es que para ellos la larga historia de esta ritual en la localidad deja los argumentos del párroco como algo incomprensible. “Levamos moitísimo tempo facéndoa, os vellos a recordan de toda a vida”, indican los vecinos.

Por su parte, el párroco, que dijo que haría lo que mandasen sus superiores, propone para el día del Carmen una misa que sería dentro de la iglesia en vez de campestre. A ella le seguiría una procesión alrededor del templo. Nada que ver con la tradición que reivindican los vecinos, la de bajar la imagen hasta el borde marítimo. Allí la procesión deja paso a una fiesta gastronómica, con sardiñada incluida, que atrae no sólo a los residentes en Vilalonga, sino también a numerosos visitantes.