El antiguo Forno da Teimona, un inmueble abandonado en el casco viejo de Marín, sufrió un espectacular incendio que acabó con sus tres plantas totalmente calcinadas. Los hechos se consumaron en la madrugada del jueves al viernes, aunque testigos presenciales afirman que ya desde las cuatro y media de la tarde empezó a salir humo del interior del edificio. El resultado, el desalojo temporal de todas las viviendas colindantes ante el grave riesgo de derrumbe de la fachada de la casa, que aguantó a duras penas las tres horas de intensas llamaradas.

En torno a las cuatro y media de la tarde, varios vecinos vieron salir humo de la casa y, asustados, decidieron llamar a la Policía. Las fuerzas de seguridad se personaron en el lugar en pocos minutos, y con la ayuda de mangueras y baldes de agua sofocaron un pequeño incendio que, según ellos, se había producido en un viejo colchón.

Los agentes se retiraron del lugar convencidos de haber controlado la incidencia, pero testigos presenciales aseguran que seguía saliendo humo del interior del inmueble.

Las sospechas de los vecinos se hicieron realidad a última hora de la tarde. Al principio salía un denso humo blanco, “como cuando anuncian la llegada de un nuevo Papa”, según relata María, que regenta un negocio de hostelería a pocos metros del lugar del siniestro.

Poco después el humo blanco se convirtió en una humareda negra que presagiaba lo peor, y pasadas las diez y media de la noche ya se podían ver las lenguas de fuego de varios metros de altura, partiendo desde el bajo de la casa y elevándose por encima del tejado.

Los bomberos de Pontevedra llegaron rápidamente al lugar, aunque el angosto callejón que conduce al antiguo Forno les impidió acercar sus vehículos todo lo que hubiesen deseado.

Las labores de extinción no concluyeron hasta la una y veinte de la madrugada del viernes, y los bomberos continuaron con las tareas de control del lugar durante todo el día para evitar cualquier riesgo. Al mismo tiempo, procedieron al desalojo de los vecinos de todas las casas colindantes porque, aunque “no había peligro puesto que no había nadie en el interior, el fuego casi llegaba a las casas cercanas”, explicaron.

Las causas del siniestro se desconocen por el momento, aunque algunos rumores apuntan hacia algunos okupas que pernoctaban allí ocasionalmente como posibles causantes.

Otro factor que podría haber contribuido a la rápida propagación de las llamas es la acumulación de trastos viejos en la planta baja de la casa. Al parecer, alguno de los propietarios guardaba allí muebles, ropa y otros enseres procedentes de una mudanza.

Varias familias que residen en este callejón han tenido que abandonar sus hogares hasta nuevo aviso. El arquitecto Municipal, que se personó junto al alcalde en el lugar de los hechos para valorar la situación, informó del riesgo de derrumbe de la fachada de la casa, lo que podría entrañar un grave peligro para los vecinos y para los viandantes.

Por este motivo, el Concello procedió al corte de la calle por ambos lados y ofreció alojamiento a los que lo necesitasen.

La mayor parte de los habitantes del lugar han preferido buscar cobijo en casa de sus familiares, y algunos viven provisionalmente en un hotel cercano al lugar.

El objetivo del Gobierno Local es proceder al derribo cuanto antes, aunque la dificultad para acceder al lugar podría demorar los trabajos.