El concello apura sus últimas semanas en la Casa Consistorial de la plaza de España antes de afrontar la mudanza a su sede provisional los próximos tres o cuatro años, la antigua delegación de Facenda en la calle Michelena. Se pondrá así en marcha un largo y complejo engranaje cuyo resultado final, si se cumplen los plazos previstos, será que la facultad de Bellas Artes estará construida en los terrenos de Tafisa, el nuevo centro administrativo municipal será el antiguo cuartel de San Fernando y la Casa Consistorial, además de presidir una renovada plaza de España, estrenará una remodelación integral, interior y exterior, la segunda de gran profundidad en sus 129 años de historia.

Tras esa reforma, dejará de ser un conjunto de oficinas y despachos y se convertirá en un edificio de marcado uso institucional y cultural. Ese es el objetivo y para ello ya se ha contratado al arquitecto José Ramón Garitaonaindía de Vera -el mismo que diseñó el centro de piragüismo del Pontillón- con el fin de que prepare un proyecto de acondicionamiento interior y exterior, muy necesario ante el deterioro que presenta el edificio desde su último “lavado de cara” en profundidad, hace medio siglo.

Eliminar “añadidos”

La Casa Consistorial, que ocupa una parcela de unos 600 metros cuadrados en pleno corazón urbano, se inauguró en agosto de 1880 sobre un proyecto del entonces arquitecto municipal Alejandro Rodríguez Sesmero, artífice del diseño de la Alameda, junto a otras obras emblemáticas de la ciudad. El espíritu de aquel proyecto es el que se pretende poner en valor con esta reforma, eliminando en lo posible todos los “añadidos” incorporados con el tiempo, como mamparas, divisiones interiores, tabiques, e incluso la vidriera que cubre el techo, salvo la monumental escalera de granito. Esta escalinata, con un cuerpo central que se ramifica hacia izquierda y derecha reemplazó en su día a la original, de madera y dispuesta justo a la inversa: dos tramos laterales que se unen en el centro en uno solo.

Uno de los principales espacios que será objeto de actuación es el salón de sesiones, un amplio local que ocupa la mayor parte de la fachada principal. Hasta hace una década acogía los plenos municipales, pero ahora apenas se utiliza, ya que la corporación se reúne en el Teatro Principal. Sus 100 metros cuadrados actuales se ampliarán a más de 160 al extenderse a los despachos laterales, se reforzará su estructura, con la pretensión de recuperar los plenos, y se instalará un ascensor. Se convertirá así en una sala multiusos capaz de albergar desde conferencias a exposiciones y otros actos, incluidas, como no, las bodas civiles, que ahora se desarrollan en Mugartegui.

La fachada trasera, hacia el casco viejo, también será recuperada y potenciada, mediante su destino a usos más institucionales y protocolarios, con un despacho para el alcalde y su gabinete. El gran hueco que ocupa la escalinata reduce las posibilidades de la planta alta, pero todavía se contará con el bajo para crear salas “multifunción” (para albergar incluso reuniones vecinales) e incluso un centro de recepción de visitantes, destino que quizás entre en colisión con la Casa da Luz, en la plaza de A Verdura, y próxima sede de Turismo de Pontevedra. No obstante, no se debe olvidar que la reforma de la plaza de España, vinculada a su aparcamiento, modificará por completo el aspecto y los usos de un espacio hasta ahora dominado por los coches. Y a ese destino quieren incorporar la Casa Consistorial, toda vez que el cuartel de San Fernando sería el centro administrativo y de atención al público.

Gran deterioro

Lo que está claro es que el viejo edificio diseñado por Sesmero y construido entre 1877 y 1880 necesita de una rehabilitación urgente. Paredes desconchadas, fachadas sucias, cables colgados y otras muchas deficiencias constatan el paso de 129 años, desde que se levantó en el solar que antaño ocupaba la Casa del Concejo. En aquella época ejercía como alcalde Nicolás María Feijóo Taboada y durante este periodo se produjo un cambio funcionarial que marcaría el desarrollo urbanístico de la ciudad en los años venideros: en octubre de 1876, dimite Justino Flórez como arquitecto municipal y es nombrado Alejandro Rodríguez Sesmero., que ocupó el cargo interinamente hasta su dimisión once años después, en julio de 1887.

Sesmero es el “arquitecto del ensanche” y de la Alameda, cuya calle está bautizada con su nombre desde 1997. Él fue el encargado de proyectar la nueva Casa Consistorial, de estilo ecléctico, cuyas obras comenzaron en 1877. Durante la ejecución, la corporación, comandada por Alejandro Mon, se ve obligada a arrendar la Casa del Barón para trasladar a ella el ayuntamiento. Finalmente, en agosto de 1880, con el mismo alcalde, se acuerda recibir las obras del “nuevo Palacio Municipal”. Comenzaba así una andadura que, por el momento, dura 129 años.