El consumo de alcohol y drogas entre los adolescentes registró un pico en 2005 y a partir de esa fecha varios estudios posteriores muestran que "es eficaz la prevención inteligente", ya que han descendido los principales indicadores de consumo. Se trata de datos que expuso ayer el sociólogo Javier Elzo Imaz en el encuentro organizado por el concello sobre la adolescencia y en el que este catedrático emérito de Sociología y presidente de Forum Deusto se refirió al botellódromo como "mal menor".

Con todo, la peor parte se la llevaron los padres, y si Elzo Imaz habló de "una generación sola", Miguel Costa Cabanillas, director del Centro de Promoción de Hábitos Saludables de Madrid Salud, apuntó directamente a que es necesario desarrollar destrezas y recursos para la vida, "pero para desarrollar esos recursos los adolescentes necesitan instructores, de los que están huérfanos", con padres "ausentes" y escuelas con demasiados alumnos.

Por lo que respecta al botellón, Javier Elzo Imaz reivindicó en la conferencia inaugural la plaza del pueblo: "Tomar un vino con mi abuelo y el intercambio en un mismo espacio de diferentes edades es enormemente enriquecedor... Por permisividad hemos llegado a esta situación, el botellódromo es un mal menor y las sociedades no cambian por decreto, pero antes de diez años espero que los botellódromos se cierren", manifestó.

"Intervención con adolescentes" fue el título de la sexta jornada del Plan Municipal sobre Conductas Adictivas, en la que se analizaron temas como las drogodependencias, los menores institucionalizados, el papel familiar o la voz de los adolescentes, un tema al que dedicó su intervención Javier Elzo Imaz.

Éste reiteró que "hoy estamos menos mal que hace tres años" en los indicadores sobre conductas conductas adictivas.

Asimismo, expuso recetas como que en ningún caso se permita el cierre de locales "ni cinco minutos más tarde de lo que tiene autorizado cada establecimiento, eso lo dije en 1993 y nadie me hizo caso claro, hoy se cierra más tarde, es un grave error y en 2008 digo lo mismo".

Sugirió un plan a diez o doce años en el que, por ejemplo, se exija a los locales nocturnos cerrar cada año diez minutos antes, ganando aproximadamente dos horas en una década. "La idea", concluyó, "es introducir un nuevo sistema de vida en el que se empiece a salir antes y se termine antes, recuperando así las mañanas de los fines de semana, que ahora los jóvenes sencillamente se pierden".