Julio Santos Pena / MARÍN

Puede decirse que una joven y su abuelo, vecinos de la parroquia de Ardán, volvieron a nacer ayer cuando al mediodía circulaban por la carretera general hacia Bueu en un turismo conducido por la mujer que, tras perder su control y saltar la acera recién construida en Mogor, acabó llevándose por delante la barandilla y quedando el coche milagrosamente suspendido en el borde del precipicio. Los ocupantes decidieron no moverse del interior del coche para evitar su fácil basculamiento y el propietario de un taller cercano acertó a sujetar con una gruesa cadena el coche a la base de una farola. Posteriormente una furgoneta se prestó a hacer lo propio con una cuerda en la parte trasera del vehículo que quedó así inmovilizado.

Excarcelación

Agentes de la Policía Local, con ayuda de otras personas, lograron sacar los dos ocupantes ilesos pero, especialmente la joven, con un justificado nerviosismo al verse liberada de la tensión que acumuló durante media hora aproximadamente.

Tres en quince días

Se da la circunstancia de que van tres accidentes similares en tan sólo dos semanas, algo poco comprensible en un tramo de subida en el que se debe circular a 50 kilómetros por hora, con una acera nueva y una curva anterior perfectamente peraltada. Menos entendible es que durante décadas esta carretera no tuvo aceras y no se recuerda que algún coche se haya ido por este mismo barranco. El comentario más generalizado es que "algo pasa que debe ser estudiado".