La autovía de Marín, que desde hace medio siglo discurre al borde de la ría, será en los próximos meses objeto de una profunda transformación a causa de dos proyectos viarios: la variante de Marín, que acomete la Consellería de Política Territorial, y la "humanización" de su trazado más urbano, a cargo del concello. Se trata de la remodelación de dos dos kilómetros existentes entre la ciudad de Pontevedra y el complejo industrial de Ence.

El gobierno local ya ha adjudicado a la empresa Enmacosa la redacción de un proyecto para construir aceras, paseos peatonales, miradores hacia la ría y otras actuaciones en los primeros 800 metros. El proyecto incluye la ejecución de dos nuevas glorietas en los cruces de As Corbaceiras y Manuel del Palacio.

Glorieta elevada

Pero allí donde termina la actuación municipal (en la rotonda de Malvar), comienza el proyecto de la Xunta vinculado a la variante de Marín. Esta carretera, que completará el tramo ya ejecutado en el vecino municipio, desembocará en Mollabao, junto al nudo de la AP-9 que desemboca en la autovía de Marín. Esta circunstancia permitirá reordenar por completo ese enlace, que ahora resulta peligroso por establecer las incorporaciones por la derecha, al contrario de lo habitual. Para ello, se proyecta construir una glorieta, que estará elevada a unos diez metros del suelo, y cambiar totalmente el trazado de la autovía a lo largo de 1.280 metros, que será alejado del mar

La complejidad de esta obra obligará a invertir unos 14 millones de euros, el 50% del presupuesto de todo el tramo pontevedrés de la variante de Marín, que suma unos 31 millones y que acaba de salir a licitación.

En los 1.280 metros que serán transformados, la autovía se separará varios metros del mar, para disponer de espacio suficiente en el que establecer la glorieta elevada y las cuatro rampas que sirven de enlaces.

En ese punto coincidirán la propia autovía de Marín, la PO-11 que procede de O Pino y la futura variante de Marín. Con esta desplazamiento de la autovía quedará una franja de terreno limítrofe con el mar cuyo destino se ha decidido todavía, aunque desde el concello se apuesta por su regeneración.

De este modo, el plan de "humanización" del concello en la PO-12, que finaliza en la rotonda de Malvar, se podría ampliar hacia esos futuros espacios al borde de la ría, incluso con un paseo que conecte con la pasarela de madera de las mariscadoras.