Mónica Álvarez / Pontevedra

La Consellería de Vivenda y el Concello de Poio cerrarán esta semana la operación por la que se permutarán los pisos adquiridos en Monte Porreiro para realojar a tres familias de O Vao por otros tantos inmuebles situados al lado del poblado. El plazo estipulado por el juez, que fija como muy tarde para el día 28 el derribo de la última chabola ilegal, obliga a ambas partes a agilizar una vez más los trámites. Antes del próximo viernes, el regidor municipal se marca cancelar los contratos de alquiler todavía vigentes en la urbanización pontevedresa, zanjar con la Xunta el intercambio de propiedades y trasladar a las casas recientemente compradas en O Vao a los moradores del gueto.

La demolición de la infravivienda construida sin licencia que todavía está en pie es otra de la urgencias de Luciano Sobral. El gobierno local notificó ayer mismo a los habitantes de esta casa la orden de desahucio. Su propietario, Antonio Montoya, manifestó al Concello su intención de asumir con sus propios medios el desmonte de la edificación. "Parece ser que quere aproveitar algún material, como as uralitas ou as fiestras", explicó al alcalde. Sobral no se opone a esta medida siempre y cuando se ejecute en la fecha prevista. Para garantizar su cumplimiento, la administración local avisó ya a la misma empresa que realizó los derribos anteriores para que esté disponible para presentarse en O Vao "entre hoxe e mañá".

La transacción entre ambas instituciones permitirá al Concello de Poio hacerse con la titularidad de dos inmuebles situados en el entorno del asentamiento segregado. Se trata de una vivienda unifamiliar de planta baja con un terreno cercado y de una edificación de dos plantas. A la primera se mudaría la familia que en su momento ocupó uno de los pisos de la calle Portugal de Monte Porreiro, mientras que la segunda se le entregaría a las dos trasladadas a la calle Alemania, en el mismo barrio. Ambas suman alrededor de 16.000 metros cuadrados, según especificó el regidor municipal.

El presidente de la asociación Pueblo Gitano de Galicia, Sinaí Giménez, arrancó a las administraciones local y autonómica el compromiso de que, en el momento en que los inquilinos tuviesen que abandonar estas nuevas residencias, consideradas parte del poblado de transición, sería sólo con la condición de que se les ofreciese en propiedad otro lugar donde vivir. Se pretende así equiparar la alternativa actual con la planteada hace meses a las familias gitanas de O Vao, a las que les prometió un piso en Monte Porreiro para toda la vida del que apenas disfrutaron unas semanas debido a la presión vecinal.

Sinaí Giménez espera consolidar éste y otros acuerdos en la reunión de la comisión de integración prevista para esta semana.