Desde el próximo 26 de julio (dentro de dos semanas), beber en la calle alterando la convivencia ciudadana estará prohibido, bajo amenaza de sanción de hasta 3.000 euros. Ese día entrará en vigor la "ordenanza municipal reguladora de la protección de la convivencia ciudadana frente a las alteraciones sociales derivadas del consumo de bebidas en los espacios públicos", en resumen, la ordenanza anti-botellón. El Boletín Oficial de la Provincia publicó ayer este nuevo texto, apoyado por la mayoría de la sociedad, y aclara que "entrará en vigor transcurrido el plazo de 15 días" desde ayer.

Pero esta entrada en vigor se produce en plenas fiestas del verano pontevedresas, unas fechas en las que la calle se convierte en el principal escenario festivo. Ese fin de semana estarán en su apogeo las celebraciones de Santiaguiño de O Burgo y apenas siete días después se celebra el primero de los festejos taurinos. Sus juveniles peñas son el máximo exponente de la diversión en la calle. Muchas de las actividades de estas peñas no están permitidas por la nueva ordenanza. Por esta razón, el gobierno local evitó ayer fijar las medidas exactas que adoptará una vez pasados estos quince días.

"Adaptarse a la situación"

El concejal de Seguridad Ciudadana, Guillerme Vázquez, se limitó ayer a mostrar su satisfacción por la publicación de la norma, tras ocho meses de trámites, y anunció que hasta el día 26 mantendrá reuniones con los colectivos implicados con el fin de "definir la aplicación efectiva" de la ordenanza, "adaptándose a las circunstancias especiales" de las fiestas. Aunque no se ha querido confirmar desde el concello, no se descarta que, pese a la entrada en vigor, se posponga su aplicación efectiva hasta después de la Peregrina.

Para ello, el gobierno local dispone de un apartado de la ordenanza que le faculta para establecer excepciones. Aunque se dice claramente, en el artículo 3, que "queda prohibida la permanencia y concentración de personas en las vías y zonas públicas consumiendo bebidas cuando alteren la convivencia ciudadana", este mismo artículo en su segundo párrafo, especifica que "la anterior prohibición queda sin efecto en aquellos espacios públicos reservados expresamente para el consumo de bebidas, como terrazas y veladores, así como ferias, romerías, fiestas o festejos populares, o aquellos otros supuestos que dispongan de la correspondiente autorización o licencia municipal, siempre que la misma no implique alteraciones" hacia los ciudadanos.

Con estas excepciones, el gobierno local pretende convertir el parque Rosalía de Castro, en la calle Rafael Areses de A Xunqueira, en el espacio de "ocio alternativo" para la celebración de "botellones". Para ello, se han instalado ya en esa zona numerosos "bancos" para ese uso, reaprovechando bolardos de piedra retirados del casco urbano. También está previsto establecer otros "servicios" como baños públicos, zonas cubiertas y música que sirven para atraer a los jóvenes al nuevo recinto y evitar que se salten la normativa manteniendo el "botellón" en el Campillo, A Pedreira u otros puntos no permitidos desde el día 26.

Controversia

Pero además de facultar al concello a ofrecer un "botellódromo" alternativo, las excepciones podrían esgrimirse para aplazar la aplicación real de la ordenanza hasta después de la Peregrina. Pese a todo, estos nueve artículos sí estarán en vigor desde el día 26 (que precisamente es sábado, una de las jornadas habituales de "botellón") y cualquier vecino afectado por este tipo de concentraciones podría esgrimir el texto para denunciar las molestias que padece bajo su ventana. Esta controversia es la que pretende dejar resuelta en los próximos 15 días el concejal de Seguridad.