Alrededor de doscientas personas participaron ayer en Vilaboa en la asamblea convocada por la Plataforma de Furancheiros e Viticultores de Pontevedra, un colectivo que se opone al nuevo "decreto de Furanchos" emitido por la Dirección Xeral de Turismo a fin de regularizar los aproximadamente 700 establecimientos tradicionales que funcionan en la provincia.

Los representantes de los furanchos o loureiros acordaron personarse "en todos os actos de Quintana e Touriño" para expresar su protesta por un decreto que, según aseguran, "faise para eliminar a competencia que os furanchos supoñen para as tascas".

La asamblea tuvo lugar en el local social de los comuneros de San Adrián de Cobres y se convirtió en un acto de reivindicación "para poder seguir co noso dereito a exercer esa actividade", señalaron los furancheiros.

Hoy mismo, siempre según acordaron ayer los furancheiros, se pondrán en marcha las acciones de protesta. La idea es boicotear "todos os actos que celebran na provincia de Pontevedra, onde se movan, alí estaremos nós", resumió Antonio Meniño, presidente de la Asociación de Furancheiros de Sanxenxo e Meaño.

En general, los furancheiros critican que se apoyen otras formas de hostelería -como las tascas- en detrimento de los furanchos.

Asimismo, insisten en que habían llegado a un acuerdo con los representantes de los hoteleros y de los autónomos para seguir ejerciendo su actividad "e tan pronto como o acordamos a Dirección Xeral de Turismo saca ás nosas espaldas ese decreto que tanto nos perxudica".

Por su parte, Turismo insiste en que el decreto lo único que establece son exigencias mínimas: los propietarios han de ser cosecheros y vender el loureiro el excedente de su producción (en ningún caso vino embotellado).

Medio Rural comprobará que las viñas están declaradas para acreditar que efectivamente se vende excedente y no se compra a otras bodegas y/o particulares para comercializar en el furancho.

Dado que el objetivo es vender el excedente de la cosecha, el decreto establece un tiempo máximo de apertura, aproximadamente dos meses.

Asimismo, el decreto busca que todos los furanchos estén registrados, dispongan de un seguro que cubra posibles accidentes y de unas instalaciones adecuadas para beber vino, semejantes a las de una taberna.