Color desde el amarillo pajizo a los matices más dorados, frescura en boca, acidez equilibrada... Son algunas de las características de los caldos de la Denominación de Orixe Rías Baixas, un sector que ayer protagonizó la 29 edición de la Festa do Viño de Barro.

Los cosecheros privados se dieron cita en la competición de vinos de autor, una cata en la que se evalúan las producciones domésticas de los viticultores locales. El enólogo David Landín explica que "en esta zona contamos con muchos pequeños cosecheros y el fin de la cata es poner en valor sus producciones".

En la modalidad de blanco país el premio recayó en Manuel Corredoira; en tinto país correspondió a Casa Oubiña; en caíño el primer clasificado fue Germán Martínez y en albariño ganó José Parrado. Por su parte, los bodegueros Rías Baixas contaron con su cata paralela en la que estuvieron representadas siete firmas: Pazo Bouciño, Moraima (la ganadora), Cova Serodia, Casa Ley, Viña Ventureira, Rozas y Campus Stela.

Estas bodegas también presentaron al público sus vinos en las casetas municipales y, como complemento, los participantes en la fiesta fueron invitados por el concello a una degustación de sardinas. Se fijó un precio mínimo (8 euros la botella y 1,5 la copa) y cada bodega pudo ofertar sus productos desde el pasado viernes, en una fiesta que desafió al mal tiempo del fin de semana y en la que se dieron cita cientos de aficionados a los vinos Rías Baixas.

El presidente de la Diputación, Rafael Louzán, o el presidente de los populares gallegos, Alberto Núñez Feijóo, fueron algunos de los que acompañaron al alcalde de Barro, José Antonio Landín Eirín en el recorrido por la fiesta y posterior la entrega de premios. Feijóo destacó que "como dí o alcalde, esta é unha festa que se fai nun espacio que era privado e hoxe é propiedade do pobo de Barro e hai que felicitar aos veciños por eso, por facer un bo viño e ademais saber celebralo". Además de degustar los vinos y las sardinas, los asistentes pudieron disfrutar de la música de la banda y de las danzas del grupo Amor Ruibal. Además, se ofreció una muestra de coches clásicos con una veintena de joyas a motor como el Simca 8 y antiguos modelos de Pylmouth, Chevrolet, Peugeot o Jaguar.