Cerca de tres millares de gallegos de etnia gitana viven en ámbitos de marginalidad. Una población similar a la de Lourizán, la parroquia pontevedresa más habitada, sufre una discriminación social originada por la dificultad para acceder a viviendas habitables y al mercado laboral. Unas carencias que centraron las revindicaciones del colectivo romaní en la celebración de su Día Internacional. Una jornada que este año ha adquirido mayor repercusión debido a la polémica de los realojos de familias chabolistas en la comarca capitalina.

El Valedor do Pobo, en un informe sobre la calidad de vida de esta comunidad en Galicia, advertía hace tres años de que las principales discriminaciones sociales se producían a la hora de buscar puestos de trabajo o de encontrar viviendas en régimen de alquiler. Dificultades que en este estudio se presentan como causantes de la proliferación de asentamientos segregados. Unos poblados como el poiense de O Vao. Además, durante las últimas semanas las medidas para realojar a vecinos de ésta y otras zonas, como en A Coruña, han derivado en episodios de exclusión social por parte de vecinos de los barrios receptores.

Un rechazo que fundamentaron en las supuestas actividades delictivas a las que apuntan que se dedican. El Valedor do Pobo, en este documento, anima a combatir esos prejuicios. "A poboación xitana segue a ser obxecto de rexeitamento por algúns sectores da sociedade. Se lle imputa unha serie de connotacións negativas como vagos, maleantes ou delincuentes", se indica.

Sensibilización

Por ello, propone que "as institucións fomenten accións de sensibilización para que se facilite un trato non discriminatorio". Además, insta a erradicar el chabolismo y a poner en marcha cursos de formación laboral para terminar con el aislamiento que padece gran parte de la etnia gitana en Galicia.

De hecho, la Plataforma Polo Emprego denunció recientemente que la autonomía es, de todo el Estado la que "presenta mayor tasa de asentamientos chabolistas o de infraviviendas". Mientras tanto en la Xunta confían en que sus poblados de transición, acompañados de soluciones paralelas, terminen con este agravio y que, de este modo, el Día Internacional Romaní algún día se convierta en una fiesta real. El Ejecutivo es optimista y recuerda que "dos 10.000 xitanos de Galicia, 7.000 viven xa perfectamente integrados".