PONTEVEDRA 1 - 0 ATLÉTICO DE MADRID B

PONTEVEDRA

Bonis, Iousu Rivas, Luciano, Vázquez, Bermudo, Guimeráns (Fran Rico, minuto 45), Víctor, Turiel (Javi Rodríguez, minuto 78), Dani, Gato (Charles, minuto 59) e Igor.

ATLÉTICO DE MADRID B

Mario Ruyales, Debris, Llorente, De Abreu, Álvaro, Raúl Medina, Aitor Núñez, Casabella, Rubiato (Bernabé, minuto 83), Rubén Ramos (Álex Quillo, minuto 66), Solabarrieta (Joshua, minuto 84).

GOL: 1-0, Minuto 100: Charles.

ÁRBITRO: Eduardo Moro Sánchez, del colegio asturiano, asistido por Antolín Álvarez y Toyos Acosta. Mostró tarjeta amarilla a los locales Iosu Rivas, Luciano y Vázquez y a los visitantes Llorente, Raúl Medina y Casabella. Expulsó por doble amonestación a Mario Ruyales (minuto 80) y a De Abreu (minuto 88). También ordenó la salida del campo al entrenador, Abraham García, y al médico del club.

Incidencias: Estadio Municipal de Pasarón. Unos 3.500 espectadores.

Marcos Quintas / pontevedra

Casi 100 minutos de fútbol derivaron en uno de los partidos con más espectáculo que se han disputado esta temporada en Pasarón, tanto por lo deportivo como por las polémicas que surgieron en los instantes finales. Un encuentro que para el Pontevedra, a pesar de su desacertada primera parte, supuso varios éxitos. Rompe una racha de resultados negativos, aumenta crédito ante su afición y, además, cosecha el objetivo principal para afrontar los seis encuentros de Liga que quedan, volver a la zona de play off. Ayudado por los tropiezos de otros favoritos, su triunfo ante el Atlético de Madrid B le coloca en la segunda posición. Otra mejora para el grupo granate es la recuperación de uno de sus jugadores más determinantes en campañas anteriores, Charles. Fue él quien anotó el tanto en la última jugada, cuando la expedición colchonera ya tenía a cuatro expulsados.

A pesar de que para los de Javi Gracia el de ayer se haya convertido en uno de sus enfrentamientos más positivos, lo cierto es que su rendimiento durante la primera mitad no invitaba al optimismo. Fue sólo tras el descanso cuando mostraron sus cualidades como uno de los candidatos al ascenso y aportaron síntomas de mejoría con respecto también a los últimos encuentros. Hasta entonces fue incapaz de dominar a un adversario conservador y que iba encaminado a ampliar su número de empates, que sigue siendo el más alto de la clasificación, 14.

El entrenador navarro confió en un 4-4-2 de inicio con una zaga prácticamente desconocida. Iosu Rivas y Bermudo flanqueaban a Luciano y Vázquez. El nerviosismo era patente en esa parte del campo, pero es que en el resto se avanzaba con desconcierto. Todo ello lo aprovechaban los rojiblancos, sobre todo por la banda derecha, donde Aitor Núñez puso en apuros la portería de Bonis en más de una ocasión. También Rubiato estuvo cerca de inaugurar el electrónico. Las interrupciones eran continuas y, a pesar del mayor ímpetu visitante, ninguno de los equipos lograba hacerse con un claro control. Entre tanto, los jugadores locales pretendían la ventaja con acciones a balón parado, iniciadas siempre por Guimeráns, y que supusieron los tímidos acercamientos a Mario Ruyales.

El de Monte Porreiro, no obstante, fue el primer sacrificado en el cambio de estrategia. Gracia, para el segundo período, lo sustituyó con Fran Rico y recolocó las piezas en búsqueda de un 4-1-4-1 que hiciese daño. Acertó porque fue a partir de entonces cuando el Pontevedra comenzó a desperezarse. Dani, en el 47, firmó una de las ocasiones más claras, al recibir en salto al borde del área y rematar a un cuerpo del portero. El balón impactó en Ruyales. Empezaron a sucederse llegadas de color granate al tiempo que los de Abraham García se ralentizaban. Igor lo intentó e incluso Vázquez o Luciano. Pero la incipiente hegemonía no se traducía en algo más práctico.

Desesperación

Gracia pensó en la reaparición de Charles y retiró a Gato. Ya en el 78, la resistencia que oponía el gol llegó al preparador a variar otra vez su esquema. Nuevamente al 4-4-2, ahora sin Turiel y con Javi Rodríguez como compañero del pichichi brasileño. Ahí se inició la fase más intensa de la cita. El Pontevedra apretó más y el Atlético, desbordado, optó por las pérdidas de tiempo. En el 80 Ruyales veía la segunda amarilla y se iba al vestuario. En el 88 Abreu se reunió con él por doble cartulina. Asimismo su entrenador y el médico del equipo seguirían el mismo camino poco después, éste último por tratar de interrumpir el juego con su presencia sobre el césped.

Todo ello acompañado por un balón que Alejandro Vázquez envió al larguero, una reclamación local de penalti por mano, y una desesperación general al ver cómo el triunfo se escapaba. Al menos en un par de jugadas, con el balón muerto en el área pequeña, los madrileños lograban salvar su imbatibilidad en esta cita. La presencia del Pontevedra ante la portería del filial era constante durante el largo descuento, de unos diez minutos. Charles, al que se le observó entregado desde que pisó el campo, vio realizada la mejor de las reapariciones posibles. Con lo añadido por el árbitro prácticamente doblado, el jugador carioca se hacía con los tres puntos.

Su aplomo al lado de la meta le llevó a anotar el gol en una acción que partía de córner sacado por Fran Rico y que Bernabé, el portero suplente, llegó a retener un instante.