Un microbús de 19 plazas realizó viajes constantes desde un aparcamiento habilitado en el camping de Leiro (donde estacionaban los invitados) hasta la bodega de José Luis Cuerda en Cubilledo, para asistir a la presentación del primer vino del cineasta, que trastocó el ritmo de los vecinos durante la tarde de ayer. Muchos se apostaron en las vallas de entrada esperando al invitado más internacional, Alejandro Amenábar, al que dedicaron varios gritos de "guapo". Otros, hicieron lo mismo ante la llegada del presidente de la Xunta, que pasaría la noche alojado en el monasterio de San Clodio, así como Antón Reixa y otros invitados a la presentación.

Cuerda apadrina bajo el nombre "SanClodio" 16.500 botellas de su primera cosecha de blanco de 2005, que ha visto madurar en Gomariz, Leiro, en sólo 3 hectáreas en producción inscritas en la denominación de origen -no fue posible inscribirlo como Cubilledo, nombre del lugar, por tratarse de un topónimo-.En la rehabilitación de la casa participó el arquitecto Celestino Feijóo, al que Cuerda conoció durante el rodaje de "La lengua de las mariposas" en Allariz, mientras que las seis hectáreas de fincas fueron compradas a más de 25 propietarios. Recuerda la relevancia histórica de la zona: "Quien me vendió la casa me dejó documentos desde mil cuatrocientos y pico, en un cajón". "Estaban llenos de meadas y mordiscos de ratón y los limpiamos entre una amiga arqueóloga y yo, hoja por hoja más de 350 documentos, que los tengo archivados". Una vez que apreció la importancia de los mismos, los pasó a dvd y los regaló al Museo de Ribadavia y la Fundación Chamoso Lamas, para que los estudien. Descubrió, asimismo, que esta finca en la que se asienta la bodega, la propietaria la dejaba a los monjes, a cambio de que dijesen por ella dos misas de "requiem" por año.

Tras el discurso de presentación, en el que Cuerda culpabilizó a Alejandro Amenábar de haber conseguido el dinero necesario para la bodega, el director de "Los otros" se disculpó: "No soy culpable de esta bodega". Amenábar comentó que hace unos meses estaba con sus padres en Chile, porque su padre -de 80 años- es chileno y no viajaba a su país desde hacía 30.

"Se empeñó que fuésemos a conocer la fábrica en la que él trabajaba. Le pidió a los porteros que nos dejasen pasar y salió un señor de unos 50 años, se acercó y preguntó ¿usted no sabe quién soy yo? Mi padre respondió que no. Le dijo, usted me dio mi primer trabajo cuando tenía 19 años"- recordó Amenábar- "y mi padre estaba muy frustado porque no se podía acordar de él. Entonces el señor dijo es normal, no se preocupe, pero yo no podría olvidar a la persona que me dio mi primer trabajo". "Algo parecido me pasa a mí con José Luis, yo no puedo olvidar esa llamada que me hizo y que me dio la primera oportunidad", prosiguió Amenábar, "y por supuesto que le deseo lo mejor, a José Luis, Irene, Elena (sus hijas) y a todos los suyos".