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COVID-19

Francisco Caamaño: "Soy partidario de un confinamiento de verdad en la capital y Barbadás"

"Hoy es Ourense pero mañana puede ser Vigo o Santiago", advierte el epidemiólogo y titular de Medicina Preventiva y Salud Pública de la USC

Francisco Caamaño en el Clínico de Santiago de Compostela. XOÁN ÁLVAREZ

El epidemiólogo y doctor en Medicina Preventiva y Salud Pública de la USC, Francisco Caamaño, analiza la cuota de responsabilidad individual en la grave situación epidemiológica de Ourense y aconseja un autoconfinamiento a las personas en riesgo.

-¿Qué pasa en Ourense?

-No conozco ningún dato específico, que no sean las reuniones de personas, que indique algo, pero lo cierto es que estamos viviendo mucha inestabilidad y hoy es Ourense, pero mañana puede ser A Coruña, Santiago o Vigo. Hay circunstancias diversas como que el proceso de rastreo a nivel general es muy insuficiente y cuando es así, ya se empiezan a crear cadenas de transmisión que son difíciles de controlar. Cuando los datos son pocos es sencillo el rastreo, pero cuando se dispara es difícil mantenerlo y lleva al confinamiento perimetral o total. En Ourense, la situación se fue de las manos y es exponencial. Una causa específica es difícil de concretar, pero, repito, lo que estamos viviendo en Ourense, puede saltar a Vigo, Coruña o cualquier ciudad.

-¿Hay transmisión comunitaria en Ourense con los datos encima de la mesa?

-Creo que sí, con esos datos que se nos presentan hay transmisión comunitaria.

-La principal causa de contagios son las reuniones con familia y amigos. ¿Se relajó la sociedad ourensana o falta concienciación?

-Hay una parte de la sociedad que parece que no entendió lo que se pretendía y no interiorizó la situación que pide ir al trabajo y del trabajo para casa y en el camino encontrarme, puntualmente, con otro grupo, siempre el mismo, en el exterior. Puede parecer un poco talibán este tipo de vida, pero es lo que nos toca vivir. Lo ideal sería encontrarse siempre en espacios abiertos con las mismas personas de forma puntual, pero hay una parte de la sociedad que no entendió esta forma de vivir. Es la única forma de parar esto en este momento. Insisto, es una carrera de fondo, están cerrando París, medidas en Berlín, quedan muchos meses para una vacuna masiva. En diciembre quizás se puedan vacunar algunas personas, pero no se sabe la efectividad ni el calendario, aunque para una vacunación masiva habrá que esperar un año, como mínimo. Mientras tanto hay que interiorizar esta forma de vida.

-¿Qué porcentaje de efectividad tienen las medidas sin responsabilidad individual?

-Soy escéptico de las medidas planteadas en Ourense y Barbadás. No me atrevo a asegurarlo, pero soy partidario de un confinamiento de verdad. Los cierres perimetrales dependen mucho de la voluntad y la conciencia de las personas, estas medidas me siguen pareciendo limitadas. Si no hay concienciación individual, difícilmente se puede frenar la situación. A veces, estas medidas generan frustración en la sociedad.

-¿Qué propone a mayores de las restricciones impuestas?

-Haría un llamamiento a las personas de mayor edad, para un autoconfinamiento. Los que tengan más de 60 y 70 años se tienen que proteger. Salir de casa cuando haya poca gente, ir al supermercado pronto e irse para casa. No quiero parecer un talibán, pero es la recomendación que le daría yo a un familiar mío.

-¿Y el abuelo que quiera abrazar al nieto?

--No es el momento. Es complicado, que lo vea, pero que piense que puede ser perjudicial. Es mejor retrasar el abrazo, que después vengan consecuencias peores.

- El foco está ahora en la sanidad tanto como en la economía. ¿Normalizamos la pandemia?

--Sí, la situación no es boyante, la gente ve en un posible confinamiento el despido y los emprendedores ven complicada su supervivencia. La gente asumimos con una normalidad pasmosa los números. Empezamos a tener 150 muertos al día y nos escandalizamos y hoy estamos con esos números, pero vamos asumiendo eso y lo interiorizamos sin más. La gente dice que esta es una cuestión más por la que la gente muere.

-Los requisitos nacionales de 500 casos por 100.000 habitantes y el porcentaje de positivos por PCR del 10% difieren de los establecidos en Europa. ¿Es necesaria una revisión?

--Ese número de 500 casos por 100.000 habitantes, ese 35% en UCI y ese 10% de pruebas positivas resultó de una negociación entre políticos y asesoramiento científico, pero esos números deberían ser menores. Los países europeos manejan valores menores, eso es cierto. Los países europeos no manejan 500 casos, sino con 50 positivos por 100.000 ya están cerrando bares en Irlanda. Estos valores de los requisitos nacionales para confinar a una población deberían ser menores. Son valores elevados, por ejemplo, la OMS recomienda un 5% de pruebas positivas y no un 10%, y 50 casos en vez de 500. Con esos valores establecidos, después es muy difícil controlarlo.

-¿Obedecen a un intento de conjugar la crisis sanitaria y la vida económica?

--Sí, claro. La salud y la economía van relacionadas, porque difícilmente hay salud si hay pobreza y los confinamientos o medidas que impidan ir a trabajar crearán más pobreza. Y la salud y la pobreza es como el agua y el aceite, no se llevan bien. Entonces, desde el punto de la salud pública es necesario acompañar estas medidas con apoyo económico y social por el bien de todos.

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