El barrio de O Couto fue el primero en tener unas medidas "quirúrgicas" como señalaron desde la gerencia del área sanitaria de Ourense. Primero fueron cuatro calles y después todo un barrio, donde se aplicaron medidas restrictivas para frenar rebrotes constantes entre los vecinos y que, principalmente, obedecían a contagios de carácter social y familiar.

El Servicio Gallego de Salud empezó un cribado poblacional llamando a la voluntariedad y siendo los médicos el canal para llamar a la prueba masiva para hacer una detección a aquellos casos asintomáticos todavía sin identificar y que llevaban a las autoridades sanitarias a endurecer las restricciones.

El jefe de Servicio del centro de salud de O Couto y de Nóvoa Santos, Alberto del Álamo, explica que "el cribado poblacional se amplió porque la gente estaba preocupada de la situación y era consciente que mediante las pruebas se determinaría si tenían el virus y si eran potenciales transmisores. Respondieron bien a las llamadas que hacíamos y se animaron voluntariamente a hacerla, así que solicitamos las pruebas y en ello seguimos".

En esta semana están previstas más de 700 pruebas que se terminarán de hacer hoy y el profesional sanitario advierte que "estamos teniendo fugas porque los datos del coronavirus no son buenos, no son buenos en el barrio ni en la ciudad tampoco, así que además de la responsabilidad colectiva y del cumplimiento de la distancia de 1,5 metros, la mascarilla y el tiempo limitado entre personas, hay que hacer un llamamiento a la responsabilidad individual de todos, porque estamos haciendo todos un esfuerzo y, sobre todo, en el ámbito familiar y social estamos fallando, al menos esas son las principales causas de los rebrotes en la ciudad, y más concretamente en el barrio de O Couto".

El jefe de Servicio enfatiza en la idea de la detección y las pruebas para detectar el virus de forma continuada a la población y señala que la solicitud para hacerse pruebas no tienen límites ni coto, por lo que se seguirán haciendo para intentar frenar el virus.

Las restricciones

Las medidas impuestas en el barrio de O Couto cayeron como jarro de agua fría en el barrio y sobre todo con mucha incertidumbre ya que primero se aplicaron a cuatro calles y después a todo un barrio, sin que se delimitasen fronteras y restringiendo el tráfico de personas por zonas comerciales.

Para Cora Pérez, vecina del barrio, las medidas son "excesivas porque muchos locales de hostelería o del comercio han cerrado y no ayuda a la economía". Sobre esta misma situación se pronuncia Javier Diz, también residente en el barrio de O Couto, que dice que "las restricciones son buenas cuando son para todos, porque no tiene sentido confinar un barrio cuando estás a escasos minutos de cruzar cualquier puente y puede hacer cualquier cosa que no puede hacer en tu barrio".

La incertidumbre se instaló en el barrio y tras casi quince días de limitaciones en un barrio de 30.000 personas los contagios siguen creciendo sin que la transmisión ni la incidencia se frene. La esperanza de los vecinos es que la evolución creciente se frene de alguna forma y ven en la toma de decisión de endurecer todas las medidas a la ciudad en una forma eficaz de detener la pandemia en una situación de alto riesgo en la ciudad.

Javier Diz añade que "hay calles como las del Paseo o Juan XXII que es imposible mantener distancias en muchas ocasiones y quién dice que no hay alguien de O Couto paseando por esas calles, parece un sin sentido. Y creo que están poniendo el foco en un barrio obrero que tiene mucha gente y que se producen las mismas conductas, a veces inadecuadas, que en otros barrios de la ciudad".

La hija y la mujer de Javier Diz y Cora Pérez son algunos de los voluntarios que se fueron a realizar las pruebas para determinar si tenían virus y apoyar para analizar a la situación epidemiológica del barrio.

La incidencia en la ciudad es establece un umbral de "alto riesgo de transmisión descontrolada" y los datos diarios no hacen si no confirmar que ese peligro de prealerta existe. Por ello profesionales sanitarios, autoridades sanitarias y poderes públicas llaman a la responsabilidad individual y a extremar las precauciones en el ámbito familiar y social. Alberto Del Álamo pide "colaboración de la sociedad para mantener la distancia cuando se hagan reuniones, de ahora máximo, cinco personas. Es por el bien de todos".