O Carballiño celebró ayer a su santo patrón San Cibrao, sin fiesta por primera vez, a causa del Covid, pero con una misa a la que acudió el obispo de Ourense, Leonardo Lemos, quien rogó a todos los fieles esmerarse por obedecer lo establecido "para salvaguardar ese bien tan preciado que es nuestra propia salude y la de los demás, de forma especial, la de las personas más vulnerables".
Al expárroco José Benito Sieiro, le agradeció "el entusiasmo con el que supo mantener encendida la esperanza de los grupos bíblicos y, últimamente, de los grupos sinodales que, a pesar de su situación delicada de salud siempre estuvo presente con ánimo renovado y con auténtico espíritu de conversión pastoral".
Con un aforo limitado en el templo de la Veracruz, los carballiñeses despidieron al e párroco tras 28 años de dedicación a la comunidad. En representación de sus fieles, María y Juan agradecieron su labor como "párroco cercano y activo" que en sus homilías fomentaba el llevarse bien dentro de la familia, en el trabajo y con los vecinos, por ayudar a través de Cáritas y otras entidades a las personas más necesitadas, y visitar y escuchar a los enfermos. También desde la Cofradía de la Veracruz agradecieron su apoyo incondicional a la hermandad, la incorporación de imágenes religiosas y la restauración de otras.
Y en este homenaje organizado por el Concello de O Carballiño, su alcalde, Francisco Fumega, destacó su preocupación por la conservación, mejora y puesta y valor del templo y entorno de la Veracruz, haciéndole entrega de una placa y señalando que "en el corazón de O Carballiño siempre quedará su nombre". El presidente del Parlamento, Miguel Santalices, le recordó su labor como cura en la Baixa Limia, "en momentos de mucha dificultad les ayudó cuando se empezaba con las cooperativas agrarias", y le regaló el libro "Sempre en Galicia". La hermana de Sieiro, Merceditas, también recibió el agradecimiento y reconocimiento de todos.
