-Tendría que producirse un pacto de apoyo al medio rural, entre todas las administraciones.
-Sí, totalmente. Tendrán que adoptar medidas de choque contra la tendencia de abandonar el medio rural, para que se pueda fijar la población. Y también tiene que cambiar la educación, para centrarse en las personas. Se estudian muchas cosas que no sirven para nada, pero la gente desconoce mucho el campo. Malviven en una ciudad, y no saben de otras oportunidades. Hay que educar a la gente, en lo que es de todos, en el cuidado del campo y en la sostenibilidad. Todo el mundo habla del compromiso 20-30, del cambio climático, pero nadie hace nada. Hay que educar, para que los niños se den cuenta desde el colegio que el ser humano tiene que estar en el centro alguna vez, y no solo la economía.
- ¿A usted todavía le duele el problema de la caída demográfica de la Galicia interior o ya se ha resignado a la tendencia?
-No, al contrario, es una pena grande. Cada vez que voy a Trives -el pueblo de su madre-, a Manzaneda -el de su padre, Tomás Vega Pato, que fue responsable del departamento de imagen de la Diputación-, antes le preguntaba a mis padres. Ahora ya no le pregunto, porque no quiero escuchar la respuesta. Cuando le preguntaba a mi abuela por una persona, las respuestas siempre eran desalentadoras: 'la tía Benita falleció', el otro 'se marchó' y 'aquella está en una residencia'.
-¿Usted se dejaría fichar como talento ourensano en el futuro, tras triunfar en el exterior?
-El corazón siempre palpita por Galicia. Tras 29 años, no quería vivir más en Suiza, porque llegue a la conclusión de que los sentimientos no se pueden estar traduciendo todos los días. Entonces he venido para otra parte de España. Galicia no he visto que me ofreciera nada.
