La ciudad de Ourense celebró ayer un atípico Día del Libro, trasladado por la pandemia del coronavirus desde el 23 de abril a la jornada de ayer, 23 de julio, a casi 40 grados de temperatura y con mucha gente de vacaciones, por lo que "las ventas han descendido". Por primera vez en la historia, los compradores tuvieron que desplazarse a alguna de las 15 librerías que hay en la ciudad, para adquirir los ejemplares que deseaban, con un 10% de descuento, en lugar de hacerlo en la calle, como es habitual.

El presidente de la Asociación Provincial de Libreros, José Manuel García Mosquera, destaca que "la mañana estuvo bastante animada, con la visita de clientes habituales y de otros que se quisieron sumar al evento, al tener conocimiento de la noticia". Por la tarde "también hubo gente, que se enteró por los telediarios". El sector ya daba por sentado que "no sería un día normal; sabíamos que la afluencia sería menor que si se hicieran el 23 de abril, en la calle".

Los autores más demandados fueron Almudena Grandes, Javier Moro y Santiago Posteguillo, que mantienen varios libros en el mercado. García Mosquera confirma que, "en estos eventos, normalmente la gente va por autores". Los libros en gallego "se venden menos, porque la cantidad de títulos también es inferior". El efecto del Día das Letras Galegas, dedicado a Carballo Calero, "se ha desmoronado por el confinamiento, a pesar de que se trata de un autor importante".

La Feria del Libro de Ourense, prevista para finales de mayo, se celebrará en el mes de octubre, en la rúa do Paseo.

El sector concentra ahora su atención en la venta del libro de texto, "una herramienta fundamental para el próximo curso, que los alumnos deben tener a disposición para sacar adelante sus estudios, en un año complicado".