"Ahora sé que la música cura. Sé que me salvó la vida, que me mantuvo a salvo, que me dio esperanza cuando no la había en ningún otro sitio", confiesa en su libro Instrumental el pianista James Rhodes. Fue víctima de abusos en la infancia y experimentó toda una epifanía al escuchar a Bach y Glenn Gould en el reproductor que un amigo coló en el psiquiátrico donde estaba internado. El arte como una forma de limitar lo insoportable es uno de los beneficios del proyecto que plantea habilitar en el hospital de Piñor un espacio de creación y un museo permanente y abierto con el que mostrar a la ciudadanía los trabajos de los pacientes psiquiátricos de este centro y los que se han conservado del anterior complejo, el de Toén, que alojó a este colectivo de personas desde 1959 a 2012. Las obras, de diversos tamaños y periodos -pinturas, tallas, esculturas, maquetas, piezas de arcilla, dibujos y textos-, permanecen guardadas en un almacén provisional en la capilla de Piñor. Son creaciones desconocidas pese al valor artístico y a la historia individual que exponen. La iniciativa "Arte desnuda. Proyecto global" pretende poner fin a esa invisibilización, además de corregir el estigma y los clichés en torno a este colectivo, para que su potencial creativo elimine prejuicios. Se trata de "valorar al artista al margen del diagnóstico".

La vocación es emplear el arte con una proyección social más allá del ámbito local -con la ambición incluso de formar parte de los circuitos nacional e internacional-, y también como un elemento dinamizador y humanizador, que se integra en el ámbito sanitario pero que lo trasciende.

Según los responsables de este proyecto, el hospital psiquiátrico de la sanidad pública en Ourense cuenta con una de las mayores colecciones en toda España de art brut. Se trata de un estilo, al que dio nombre una expresión en 1945 del pintor y escultor Jean Dubuffet (1901-1985), que pone el foco en el potencial individual. Es arte por parte de artistas ajenos al ambiente cultural. Cuestiona el concepto tradicional de belleza, aparca los estereotipos y se contrapone al arte de la academia.

Los psiquiatras Chus Gómez -jefa de sección-, Antón Casais y Alcira Cibeira -la directora del proyecto- expusieron la propuesta en los premios de humanización que organizó la pasada semana el área sanitaria de la provincia de Ourense. Su idea logró una mención especial del jurado. Marta García estudió Historia del Arte y después se graduó en Psicología por la UNED. En su periodo de prácticas trabajó en Piñor y vio una oportunidad en el catálogo de trabajos artísticos acumulados con el paso de los años, más de mil piezas que han capturado para siempre la singularidad de los distintos pacientes-autores. La colección, que comenzó a inventariarse en 2008, "es buena y me llamó la atención la cantidad de obras que la componen y lo bien conservadas que están", afirma. La iniciativa de art brut no se basa en un taller dirigido "y se huye de la palabra terapia. Es diferente, el paciente es más libre", recalca la experta. De hecho no hay un tema común entre todas las creaciones: "Es singular y muy subjetiva, no una expresión dirigida".

El proyecto artístico en el hospital pretende, según la definición de los ponentes, "abrir una ventana al mundo", para que los pacientes "se enriquezcan y mejoren con sus obras, y para que el mundo venga, de la mano de otros artistas e interesados en el arte y la cultura". La iniciativa -subrayan los profesionales- ayudará a que este colectivo sea valorado por su capacidad, artística en este caso, "y no por su condición subjetiva y diagnóstica, siempre estigmatizante de cara al público en general".

No se trata de proyecto psiquiátrico ni de implementar un espacio de cuidados o de terapia ocupacional, aunque su puesta en marcha conllevaría beneficios en la evolución de los pacientes, según los responsables de la idea. Afirman que introduciría nuevas dinámicas de humanización en la actividad asistencial. La creación posibilitaría a las personas ingresadas trascender desde la condición de paciente -es decir, en tratamiento y bajo cuidados- a la de sujeto activo "con la dirección de su vida".

La creatividad -inciden- es una forma de limitar la angustia y de "tratar lo insoportable", limitando los síntomas más invalidantes de la enfermedad psiquiátrica, como la abulia, la desgana, la anhedonia -la incapacidad de sentir placer o interés por una actividad-, una serie de emociones que contribuyen al aislamiento social. Abunda en la idea Marta García: "La idea es llegar a crear una especie de movimiento, hablando con artistas de Ourense, para poder organizar talleres y charlas, generando una comunicación y flujos entre lo que está fuera del psiquiátrico y el centro, para que entre un poco de aire y se formen lazos. Que sea algo muy abierto a la sociedad", subraya la psicóloga e historiadora del arte.

Los expertos también sostienen que la idea ayudaría a fomentar la investigación clínica y terapéutica, sin olvidar otros beneficios importantes: "Romper moldes, clichés y discursos estereotipados, siempre estigmatizantes", así como "abrir el hospital al mundo con menos prejuicios".

Dicen desde Piñor que ya cuentan con el compromiso para hacer una exposición en el Centro Cultural Marcos Valcárcel en el primer trimestre de 2022. Además intentarán la posibilidad de que los fondos formen parte de una muestra en el Xacobeo 2021. Este tipo de iniciativas culturales relacionadas pretenden fortalecer la lucha contra el estigma y la marginación, "promoviendo la valoración del artista al margen del diagnóstico".

En el antiguo psiquiátrico de Toén, el Cabaleiro Goás, había cuadros, dibujos, arcillas o tallas, en las paredes de pasillos, salas o despachos. Muchas otras obras se encontraban en los espacios de los talleres, apiladas. Las más antiguas colgaban de las paredes del último lugar que ocupó el taller de artes plásticas. Otras aparecieron en almacenes de utensilios de limpieza, de mantenimiento, apoyadas detrás de muebles de zonas en desuso, como baños o vestuarios, así como en armarios antiguos, en áreas apenas visibles y poco transitadas. También había dibujos insertados entre las historias clínicas. En suma, una serie de piezas amontonadas y llenas de polvo, apartadas en un viejo hospital.

"Mi encuentro con las piezas, junto con el anuncio de que se iba a producir el cierre de Toén y el traslado al hospital de Piñor en 2012, fue lo que precipitó la puesta en marcha, en nuestro tiempo libre, de todo el trabajo de búsqueda, limpieza e inventariado realizado conjuntamente con Martín Estévez Abad, el terapeuta ocupacional del hospital, y también un apasionado del arte", relata Alcira Cibeira. "No pudimos dejar abandonado lo que otros consideraban desechos. Se hubieran salvado algo más de un centenar de piezas de gran formato que estaban en el taller, pero no el resto, hasta el millar que forman parte de la colección".

La psiquiatra subraya que a través del art brut y de esta amplia serie de unas mil piezas, creadas a lo largo de más de medio siglo, "se puede aprender de la clínica. Nos interesa la presencia que el arte o la posibilidad de expresión artística ha tenido en las instituciones psiquiátricas europeas, españolas y en Galicia, y en particular los diversos enfoques desde los que se fue abriendo en estas instituciones, en un espacio para la subjetividad. Hemos querido recuperar, conservar, documentar y dignificar las obras", explica.

Exponerlas de una manera permanente y visibilizar el potencial artístico de los internos conseguiría "dar voz a generaciones de pacientes de las instituciones manicomiales que dejaron en sus producciones la única huella de su subjetividad. Si bien podemos situar un cuadro como impresionista desconociendo totalmente a su autor, no podemos hacerlo así con un cuadro de art brut, sino que necesitamos tener en cuenta el binomio autor-cuadro", aclara.

"Alcira había guardado la colección y había estado investigando desde hacía tiempo. A mí me interesan este tipo de trabajos por mis dos carreras profesionales", dice Marta García. Pero cuando llegó a Piñor para hacer sus prácticas de Psicología no comentó ya de entrada que además era licenciada en Historia del Arte. "Estaba dando clase de dibujo fuera del psiquiátrico en aquella época. Empecé a trabajar, me presentaron a algún paciente y hablando con los psiquiatras descubrí todo lo que había. Fue espectacular", recuerda.

"Arte desnuda" constituye "un proyecto muy ambicioso con el que se pretende poder recuperar la primera planta de Piñor, que cuenta con un acceso independiente al exterior. La intención es dotar un espacio de taller sumado a ese museo permanente, construyendo un lugar al que los artistas que lo deseen puedan acudir para dar conferencias, hacer exposiciones temporales o colaborar con otras instituciones o centros expositivos, explica la psiquiatra Chus Gómez. El área que consideran idónea para habilitar este espacio ha sido empleada como zona Covid durante el pico de la pandemia, y es probable que continúe reservada mientras la amenaza del coronavirus siga presente. Por eso los promotores solicitan al Sergas una ubicación alternativa.

Las obras de Toén y de Piñor fueron estudiadas y solicitadas para que formaran parte de una muestra que tuvo lugar en Valencia entre 2009 y 2010, la "Exposició Pinacoteca Psiquiatrica a Espanya", la más importante que se ha realizado sobre este género hasta la fecha en el país. "Mientras se produce este reconocimiento nacional e internacional, en el terruño la obra es invisible y está guardada en un cuarto por falta de espacio expositivo. La cuestión clave es que lo hay, por eso queremos ponerlo en marcha y romper con esta situación", demandan los expertos.