Cáritas presentó ayer la memoria anual de actividad realizada por esta entidad diocesana en 2019, un periodo en el que atendieron a 12.905 personas a través de los 15 programas que tienen en marcha. Muchos de los demandantes fueron con hijos, mayores o varones en edad laboral todos ellos con ingresos de 395 euros al mes, pero lo peor ha sido "ese aumento de la brecha social; atendimos a menos personas en los últimos tres años, pero son pobres más pobres. La brecha social se cronifica", señalaban ayer María Tabarés, directora de Cáritas Ourense y el delegado diocesano de la entidad, José Ángel Feijóo Mirón durante la presentación de esa memoria de actividades.

No faltaron referencias a lo que está ocurriendo en el año actual 2020, pues la pandemia "está golpeando especialmente a los más vulnerables", indican y creen que se va a generar más pobreza. De hecho este año se han disparado ya las demandas en el comedor social, la primera puerta a la que llama la exclusión social.

Volviendo al balance de urgencias sociales del pasado año, Cáritas detecta que unas de las necesidades principales están relacionadas con "medicinas, comida, o el pago del alquiler de la vivienda, puesto que muchas personas alternan períodos cortos de empleo con otros de desempleo, lo que impide tener condiciones para poder garantizar un contrato de alquiler estable". De ahí que María Tabarés abogara ayer por crear empleos "dignos y decentes, que permitan a la personas a tener un plana de vida".

Entre los demandantes de ayuda, el 44% fueron hombres y el 56% son mujeres. Las mujeres siguen encabezando la búsqueda de soluciones en Cáritas. Adema el 32% de las personas atendidas estaba trabajando al momento de solicitar ayuda, y el 59% en situación de desempleo, inscritos en el SEPE.

Los gastos de vivienda y de alimentación representan además más del 65% de sus ingresos del demandante de ayuda, y en el 42% de los hogares atendidos, tienen menores a su cargo.

Otro de los polos de atención de esta entidad diocesana fueron las personas mayores solas y con escasos recursos, para facilitarles ayuda en sus domicilios. Tampoco los jóvenes, sobre todo, hombres en edad laboral, y sin red familiar ni social de apoyo, se libran de la exclusión, pues fueron el 18,47% de los usuarios. "Para ellos el riesgo de convertirse en personas sin hogar es más alto y la clave de Cáritas ha sido el acompañamiento social", afirman.

La cronicidad de la pobreza, y des protección social hacen que "en muchas ocasiones las familias se hayan quedado en situación transitoria de cero ingresos. También la existencia de lagunas en la coordinación entre lo sanitario y lo social, puesto que algunas personas además de su problema de salud, que limita su vida, han de hacer frente a problemáticas sociales complejas: las víctimas de trata, personas ex reclusas, personas con enfermedad dual" afirman desde Cáritas

Advierten de que ahora la pandemia está golpeando con mayor dureza a a aquellos hogares que, ya antes del impacto de la Covid-19 estaban ya en situación más vulnerable señalan. Desde el comedor social se han triplicado las atenciones, siendo el mes de abril el que presentó el pico más alto de atenciones con 667. Actualmente superan las 500 atenciones diarias, lejos de las 272 de antes de la declaración del estado de alarma en 2019. En el caso del programa de acogida integral, en este mismo período del estado de alarma hasta la fecha actual, ha atendido a 185 personas, tramitando ayudas directas tan básicas como el pago de la medicación alimentación, y alquileres.

En total se han atendido a 5.207 personas desde Cáritas Parroquiales, con 148.804 euros de ayudas directas. Desde los programas de Cáritas Diocesana, se han atendido a 7.698 personas. La inversión anual ha sido de 1.996.048 euros.