Veinticuatro años de relación en la primera boda de la desescalada en Ourense. El de protagonizar una situación insólita antes que nadie es el recuerdo añadido que guardará una pareja que ayer se casó por lo civil, en el Ayuntamiento, inaugurando las nuevas medidas de seguridad e higiene que marcarán por ahora los enlaces de este tipo. Sin arroz a la salida, sin ramo, con besos limitados al círculo del domicilio de convivencia. Por ahora, los dos jóvenes que ayer se dieron el sí quiero posponen el gran banquete hasta que otros familiares puedan desplazarse desde otras provincias. Los cónyuges y dos testigos fueron los únicos presentes ayer en el salón de plenos del Concello, junto a la responsable de Protocolo de la casa y al concejal que ofició esta primera boda de la nueva realidad, Manuel Álvarez, responsable del área de Servicios Generales. Distancias, mascarilla y solo la firma. El de ayer fue el primer enlace en la ciudad desde el 14 de marzo, cuando el Consejo de Ministros declaró el estado de alarma.

La crisis sanitaria obligó a aplazar diez enlaces civiles en el Ayuntamiento. Otras seis parejas anularon y tres están a la espera de una nueva fecha. Antes se celebraban "cinco o seis a la semana" y el retraso con lista de espera acumulada supera el mes, cree el edil.

La fase 2 que arrancó este lunes permite bodas con hasta 50 personas en el interior y 100 en el exterior, siempre con distancias y las medidas de higiene habituales. Las restricciones que ha traído la pandemia llevaron a muchos novios a retrasar su enlace hasta 2021. Hay restauradores con lleno para el año que viene y que no empezarán a organizar banquetes hasta julio a agosto. El juzgado tiene programada una boda el 5 de junio. La iglesia cree que, al igual que con las comuniones, los enlaces serán más a partir de julio.