Onaira Martínez, fisioterapeuta de 33 años y con 12 de experiencia profesional, había trabajado en la clínica Fisaúde de O Carballiño por última vez el 13 de marzo, antes del confinamiento estricto y el parón de buena parte de la economía que estableció el estado de alarma. Este miércoles 6 de mayo regresó con unas nuevas rutinas: medidas de protección, higiene de manos, desinfección de superficies -especialmente las de contacto más frecuente- y utilización de mascarillas tanto por parte del profesional como del paciente. Este oficio entraña un riesgo de exposición al virus mayor que otras actividades laborales, debido al contacto directo y estrecho entre los sanitarios y los beneficiarios, que por ejemplo reciben tratamientos de terapia manual sin que la distancia de seguridad sea posible, ni siquiera a un mínimo de un metro.
Esta clínica de O Carballiño ha regresado, en el inicio de la desescalada, con dos de sus tres fisioterapeutas -la última profesional se incorporará a medida que la agenda se vaya llenando- y una administrativa, esta última solo en el turno de tarde. Atienden a los pacientes con cita previa y aplicando el protocolo de precaución que exige la vuelta a la actividad en este comienzo del desconfinamiento, cuando el riesgo de contagio aún no se ha disipado. "A los pacientes, nada más entrar, se les da una mascarilla para que la, por encima si ya traen una del exterior del local, así como calzas y gel desinfectante. Desinfectamos pomos, camillas, taburetes, hasta el propio bote del gel", explica Onaira. "Yo también desinfecto mis propias zapatillas".
El vestuario de trabajo durante este periodo de pandemia en poco se parece al uniforme sanitario de la anterior normalidad. La protección de los profesionales en las clínicas de fisioterapia se parece a la de los sanitarios en los hospitales. "Llevamos guantes, gorro, mascarilla FPP2 [tiene capacidad de filtración] y una bata desechable que lavamos a 60 grados". Onaira nunca había utilizado mascarilla con anterioridad. "Te adaptas más o menos bien pero queda marca en la cara, en algún momento agobia y cuesta respirar". Con la pantalla, que establece una barrera adicional de protección entre los fisioterapeutas y los pacientes, "me siento rara y termino la jornada con dolor en el cuello, porque al bajar la cabeza me choca en el pecho y tengo que adaptar la postura".
El Colegio Oficial de Fisioterapeutas de Galicia aclaró en su web que, a partir del lunes 4 de mayo, con la entrada en vigor de la fase 0 del desconfinamiento, la orden del Ministerio de Sanidad -publicada en el BOE el domingo 3 de mayo- permite a la profesión "reiniciar su actividad extremando las medidas de higiene y seguridad". Sin embargo, la mayoría de las clínicas, también en la provincia de Ourense, ha optado por regresar a partir del próximo lunes 11, cuando comienza la fase 1, aprovechando esta semana para acondicionar las instalaciones, organizar agendas y hacer acopio de material de protección e higiene. En definitiva, prever cómo será el nuevo protocolo de trabajo mientras la amenaza del coronavirus siga presente.
Efectos de la reclusión
Más de mes y medio de reclusión en casa, teletrabajo o falta de actividad al aire libre han tenido efectos en el bienestar físico. En día y medio de vuelta al trabajo, explicaba Onaira ayer a mediodía -nueve de sus doce años de experiencia son en esta clínica de O Carballiño-, ha atendido a un panadero con molestias en el hombro por su ocupación, a una señora que atiende a personas mayores, o a un hombre con dolor de espalda y piernas debido al sedentarismo extremo de varias semanas de confinamiento. También ha hecho ya un tratamiento en un geriátrico y atendido a una mujer que necesita fisioterapia con frecuencia por un accidente de tráfico sufrido hace unos años.
A través de las redes publicitaron el regreso de la clínica desde esta primera fase de desescalada. Aunque algunos pacientes "aún prefieren esperar para venir", también hay "habituales" que ya están pidiendo cita para recuperar su tratamiento.
