Julio Ancochea Bermúdez nació en Madrid en 1957 pero su corazón pertenece a Trives (Ourense). "Mis padres, mis abuelos, mi familia son de allí. En Trives están mi infancia, mis sueños, mis recuerdos, mis raíces, mis amigos. Siempre estoy deseando volver. Estudié en los Maristas de Ourense y llevo a Trives en mi corazón". Desde 2001 es el jefe de servicio de Neumología en el Hospital Universitario de La Princesa, en Madrid. Hace tres semanas atendían a 460 pacientes ingresados de Covid-19, la Unidad de Cuidados Intensivos colapsó y el centro "tuvo que habilitar camas en Reanimación, quirófanos y depender muy directamente de nuestra Unidad de Cuidados Intermedios Respiratorios (UCIR), que crecía día a día". Tres semanas más tarde, en ese hospital de la comunidad que fue epicentro de la pandemia en España, el número de pacientes con el virus ha descendido a 150 y ya hay camas libres en la UCI. Este experto de amplísimo currículo y con un largo historial de premios, que es profesor titular desde hace 20 años en la Universidad Autónoma de Madrid, que presidió la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), y fue reconocido por Forbes entre los 100 mejores médicos del país, aboga por actuar "con mucha prudencia" en la desescalada.

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- Ha colaborado en el hospital de Ifema realizando las primeras broncoscopias en pacientes críticos.

-Los neumólogos somos especialistas muy expuestos al virus porque estamos en primera línea de combate, de hecho en mi servicio catorce de los veinte neumólogos nos hemos contagiado. Hemos valorado a lo largo de este tiempo a muchos pacientes graves, con neumonía bilateral que desarrollan distrés respiratorio. Algunos días llegamos a practicar 14 fibroncoscopias, casi siempre en pacientes intubados en situación crítica que requieren elevados flujos de oxígeno, la permeabilización de la vía aérea y la aspiración de secreciones. En Ifema hay una UCI de campaña y hace una semana se nos solicitó la realización de esta técnica. Esta misma semana hemos regresado. Es una actuación compleja, dado que estas personas permanecen con la cabeza lateralizada y en decúbito prono.

- ¿Ha mejorado la situación?

- Progresivamente se ha reducido la necesidad de camas en los hospitales convencionales y empieza a haber camas libres de UCI. En La Princesa teníamos 460 pacientes positivos en Covid-19 hace tres semanas, la UCI colapsó y hubo que habilitar camas, para ventilar e intubar, en Reanimación , algunos de los quirófanos y en nuestra UCIR. En ese momento había unos 50 pacientes críticos intubados, además de otros 30 en la UCIR. Tres semanas después, según datos de este viernes, en lugar de 460 son 150 los pacientes positivos en Covid-19 que permanecen ingresados, hay camas disponibles en la UCI y únicamente continúan 12 de las camas de Reanimación y quirófanos y 15 en la UCIR. Con todas las reservas, estamos viendo una menor presión asistencial, con una reducción significativa de los ingresos y, por lo tanto, de los pacientes graves. En Ifema ya han cerrado algún pabellón y, con mucha prudencia, probablemente los hospitales convencionales irán asumiendo gran parte de esos pacientes.

- Los ingresos críticos y las muertes han demostrado que esta pandemia no se parecía a una gripe. ¿Qué diferencias han constatado en las neumonías por uno y otro virus?

- El Covid-19 es altísimamente contagioso y supone un auténtico reto. Esta pandemia pone a prueba a la sociedad y a nosotros mismos, los especialistas. Es el reto más grande al que nos hemos enfrentado en nuestras vidas. Exige respuestas inmediatas a situaciones de gran complejidad. Nos ha hecho superarnos pese a vivir situaciones de incertidumbre e incluso impotencia. Este es un virus muy diferente al de la gripe. A un 80%, el Covid-19 les provoca un cuadro benigno y seudogripal, que a veces pasa desapercibido o con escasa sintomatología. Pero un 20% de los pacientes pasan de una fase vírica a una fase inflamatoria, incluso hiperinflamatoria. Cuando esta aparece, generalmente entre el séptimo y décimo días, se produce una "tormenta" de liberación de citocinas, que son mediadores clave de la inflamación que pueden conducir a una situación respiratoria límite. A menudo es necesario intubar y ventilar a estos pacientes con altos flujos de oxígeno.

Ahora mismo están en marcha varios ensayos clínicos en el hospital La Princesa con moléculas que inhiben algunas citocinas de la inflamación como la interleucina-6. En base a nuestra experiencia inicial, alguno de estos fármacos biológicos puede ser muy beneficioso para la recuperación de ese enfermo crítico, que ingresa en la UCI con una estancia prolongada. No obstante, cuando reciben el alta pueden tener toda una serie de secuelas. Por eso estamos desarrollando consultas de seguimiento postcovid, a las 4-6 semanas del alta, con una valoración radiológica que en ocasiones exigirá la realización de un TAC con cortes de alta resolución y un amplio estudio funcional respiratorio. Sospechamos que muchos de los pacientes graves sufrirán fibrosis pulmonar u otras alteraciones del pulmón.

- Los sanitarios trabajan hasta el límite de lo imposible.

- Ha habido momentos durísimos. He visto a compañeros llorar, venirse abajo, derrumbarse. Cada uno de estos enfermos aislados, con cuya familia o cuidador contactamos a diario, llega a ser una parte de nosotros mismos, casi de nuestra familia. Hoy [por este viernes] he recibido tres cartas de pacientes de alta que son realmente emocionantes y ponen los pelos de punta. Lo han pasado fatal y han valorado mucho el papel de todos los profesionales sanitarios. La medicina no es solo ciencia y arte, también un sentimiento basado en los afectos, que han sido bidireccionales.

- A pesar de la gran presión asistencial y de semanas abrumadoras, se están consiguiendo avances rápidos en posibles tratamientos.

- Ha sido emocionante la coordinación y solidaridad entre los distintos servicios hospitalarios. Esta pandemia nos ha exigido ser médicos de verdad, no hacer una medicina solo centrada en la asistencia sino también en la comunicación, la humanización, los afectos y el trabajo en equipo. No me cansaré de destacar el papel trascendental que ha tenido y tiene la Enfermería, así como el que tuvieron y tendrán, en esto que se llama desescalada o desconfinamiento, los profesionales de atención primaria. Se han dejado el alma y dan lo mejor de sí mismos. Es muy importante la coordinación entre especialistas, como nosotros los neumólogos, y médicos de primaria en la continuidad asistencial y la gestión compartida. Aún desconocemos mucho de esta enfermedad, desgraciadamente hay muy pocas publicaciones o autopsias, que nos podrían enseñar cosas. Estamos al día, por no decir al minuto, de todas las publicaciones (algunas nuestras), con sesiones bibliográficas diarias y revisión de novedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la comunidad científica.

Hay varias moléculas que son candidatas a reducir esa cascada inflamatoria, esa "tormenta" de citocinas. Nosotros impulsamos varios ensayos clínicos: con una molécula muy especifica que inhibe el receptor del inflamosoma NLRP3 ; otras que inhiben el receptor de la citosina IL-6 , clave en la inflamación; y, próximamente, un ensayo clínico fase II para valorar la eficacia del uso de células madre de cordón umbilical en pacientes graves. Paralelamente estamos desarrollando otras herramientas, como una app, en un proyecto en el que participan los hospitales gallegos Álvaro Cunqueiro y Lucus Augusti, para detectar inicialmente los factores predictores del desarrollo de la enfermedad y la gravedad de la misma en grupos profesionales de riesgo. Es otro asunto importante el del big data, la medicina exponencial y el machine learning. Del 1 de enero al 29 de marzo hemos analizado en Castilla La Mancha cerca de 12.000 pacientes positivos. Este tipo de estudios, nos permiten, por ejemplo, establecer cuáles son los factores que pueden predecir un ingreso en la UCI: edad, fiebre alta, más de 20 respiraciones por minuto y la presencia en la auscultación de estertores crepitantes.

- ¿Estábamos preparados para una pandemia de esta dimensión?

-Hemos tardado en reaccionar, hemos llegado tarde. Hemos tenido que tomar medidas, muchas muy sensatas, que deberían haberse adoptado antes. Podría haber existido un mayor liderazgo y, en base a los datos y la realidad de China e Italia, haber sido más previsor. Nos cogió un poco con el paso cambiado. No teníamos suficientes respiradores ni camas de UCI, y lo más llamativo es que en algunas comunidades y centros se había descapitalizado en los últimos años la inversión en la sanidad pública, algo que no ocurre en Galicia, donde siempre ha habido una apuesta clara por la sanidad pública gallega, que es brillante. Fallaban muchas cosas y muchos profesionales nos infectamos. Esto ha sido una lección para el futuro: nunca debe descapitalizarse la sanidad pública, debemos apostar por la prevención y no bajar nunca la guardia. También es fundamental rodearse de auténticos expertos, que no generen incertidumbre. Además, la pandemia también nos hará mejores personas, porque nos ha enseñado a valorar a los demás y trabajar en equipo.

- Se acerca la desescalada, ¿cómo cree que debería ser?

- Un referente como Rafael Bengoa, que fue consejero de Sanidad en el País Vasco, ha dicho que después del terremoto suele haber réplicas que pueden afectar a la salud, la sanidad y la economía. En esta fase de desescalada hay que tener mucha prudencia. Tiene que ser muy controlada y deben jugar un papel importante los que saben. Tiene que haber un comité de expertos cada vez más multidisciplinar, con epidemiólogos, especialistas en Medicina Preventiva y Salud Pública, inmunólogos, y también neumólogos , internistas, intensivistas, enfermeras, médicos de urgencias, profesionales de Atención Primaria... Porque nosotros somos los que vemos a los enfermos y luchamos por ellos, los que damos lo mejor de nosotros mismos y salvamos vidas. Por otra parte, en España y en Galicia hay un nivel excelente en investigación biomédica. Seamos humildes y trabajemos en equipo, seamos una orquesta, aprendamos a caminar juntos. "Nosotros somos mejores que tú o que yo".