A las 7.00 de la mañana abre sus puertas la cocina del Centro Integral de Servicios Aixiña. En una enorme sala de 380 m2 el personal empieza a preparar el desayuno para las personas alojadas en los cuatro albergues que el Concello de Ourense habilitó en la ciudad para facilitar el confinamiento de las personas sin hogar durante la cuarentena. 50 menús ayer.
Las tres comidas que reciben cada día salden de la cocina de Aixiña, un servicio esencial que ha mantenido la actividad durante el estado de alarma sin prescindir de ningún empleo: "Perdimos casi todos los contratos y ya damos el año por perdido, pero nosotros somos un centro de integración laboral de personas con discapacidad y no quisimos dejar a nadie por el camino". Lo dice José Rodríguez Fernández, responsable del área de restauración del centro de integración, y uno más en el batallón que cada día, de lunes a domingo, hace posible que la comida llegue también a la mesa de aquellos que el estado de alarma sorprendió en la calle. "Ahora más que nunca, no puede faltar un planto de comida caliente", señala.
Los fogones se mantienen activos hasta las 23.00 horas porque el centro sigue sirviendo la comida a sus residentes del centro de discapacidad, el Fogar dos Maiores de Allariz y en algunos domicilios. Una plantilla de 110 trabajadores que hace posible también que transportistas y personal esencial tengan algo que llevarse a la boca cuando paran a descansar en el centro de apoyo logístico habilitado por la Diputación en el Paco Paz. "Intentamos que siempre tengan algo, café caliente, bollería, sandwiches... Parece mentira, pero algo tan simple como tomar un café ahora es imposible", apunta José Rodríguez.
Los menús para los albergues del Concello ubicados en San Francisco, A Barreira, Fogar do Transeúnte y Oira los elaboran cada día siguiendo las pautas marcadas por la concejalía de Servicios Sociales que incorpora las particularidades de cada dieta. "No son clientes exigentes, agradecen la comida y la labor que hacemos, esta situación es nueva para todos, nos hemos tenido que adaptar de un día para otro y estamos viendo lo que es la realidad de la vida", explica el responsable del servicio.
Todo el personal extrema las medidas de seguridad e higiene tanto en la elaboración como en el reparto de los menús y las cuatro furgonetas se desinfectan después de cada entrega. Las bandejas llegan a su destino en contenedores isotérmicos para que puedan servirse en condiciones óptimas. "En estos momento lo primero es la salud", concluye.
