A punto de cumplirse un mes desde que Ourense registró el primer fallecimiento por Covid-19, la incidencia de la pandemia ha empezado a contenerse. El aumento de los casos nuevos se ha reducido pero el goteo de muertes persiste. La última, un hombre de 90 años que estaba ingresado en el hospital de Valdeorras, eleva a 84 la cifra de víctimas del coronavirus.

Con 1.203 casos activos, el área sanitaria de Ourense, que abarca toda la provincia, es la segunda en Galicia en incidencia del virus, por detrás de A Coruña, en la que se contabilizan 1.332. La jornada de ayer sumó diez nuevos casos respecto al miércoles superando la barrera de los 1.200. Son mil las personas diagnosticadas que luchan contra la enfermedad en sus casas, bajo seguimiento médico, y 182 están ingresados en alguno de los hospitales ourensanos: 155 en el de la ciudad de As Burgas, 20 en el de Valdeorras y seis en el de Verín. Además, 22 pacientes permanecen en la Unidad de Cuidados Intensivos, con pronóstico grave. Frente a esto, 209 pacientes ya se han curado.

Desde el inicio de la crisis sanitaria, la provincia contabiliza 1.495 positivos en Covid-19, una enfermedad que ha atacado con fuerza a la población mayor, especialmente vulnerable a los efectos de este virus. Los principales focos están en las residencias y geriátricos, con una lista que sigue sumando casos tanto entre el colectivo de usuarios como entre los profesionales que se dedican a su asistencia y cuidados.

Los datos difundidos ayer por la Xunta suman cinco nuevos casos en centros de mayores de Ourense y cinco altas de usuarios en la residencia Nosa Señora de Fátima, de O Barco, en la que todavía hay 56 internos y 18 trabajadores con Covid-19. Los positivos nuevos corresponden a un interno de la residencia Divino Maestro, otro en Nuestra Señora de la Esperanza de A Farixa y tres contagios más en la residencia Nosa Señora dos Anxos, de Ribadavia, dos trabajadores y un interno, los primeros en este centro.

Con esta son ya 23 las residencias de mayores afectadas por la pandemia en Ourense y 438 las personas con diagnóstico positivo, 309 usuarios y 129 trabajadores. A estos se suman otros ocho contagios en centros de discapacidad.

El primer brote de coronavirus en la red de residencias de mayores de Ourense se registró en la San Carlos de Celanova y se extendió entre gran parte de la población residente (45 internos) y la plantilla de personal (18 trabajadores). Seis internos fallecieron, uno el centro, dos en el CHUO y tres en la residencia integrada Os Milagros habilitada en Baños de Molgas, a donde fueron trasladados 34 usuarios para su recuperación. 19 ya recibieron el alta y regresaron a Celanova, donde parte de la plantilla hasta ahora de baja por Covid-19 espera por los resultados negativos de los PCR para sumar más manos al cuidado de estos mayores.

Pasado un mes desde que se detectó el primer caso de coronavirus en este centro, una mujer de 93 años que falleció horas después en el hospital, las familias, con el apoyo de la Federación Galega de Usuarios e Familias de Residencias, declaran sentirse "abandonadas". Denuncian que "ninguna institución pública echó mano de la residencia en estos 30 días," como, afirman, "estamos viendo que sí hicieron en centros de Santiago, Vigo, Cangas y O Barco". A diferencia de lo que ocurrió en centros intervenidos, en San Carlos "la atención a los mayores cayó sobre las espaldas de una plantilla de trabajadoras que se vio reducida a menos de la cuarta parte desde el día 22 de marzo", afirman.

Denuncian que la atención prestada a los mayores "no es la idónea porque el personal, que está haciendo un enorme esfuerzo y con el que estaremos siempre en deuda, se vio desbordado por la situación y no ha tenido la formación ni cuenta con la cualificación necesaria para responder a una emergencia sanitaria como esta". Denuncian que el centro "sigue sin un médico y un equipo de enfermeras residente".

Por su parte, desde la residencia señalan que "el centro nunca ha tenido contratado un médico", pero que actualmente cuentan con el "apoyo" de los facultativos del centro de salud de Celanova y que, al estar en cuarentena su enfermera, el equipo del PAC supervisa a los residentes. También explican que se han incorporado varios gerocultores que hacen "más llevadero" el trabajo que los primeros días.