Ropa a secar en el cierre perimetral de la obra de la plaza de abastos, y una vida absolutamente de primera residencia, es la que hacen las tres personas que permanecen viviendo en los puestos exteriores del mercado de abastos, que están pendientes de demolición, pues afirman que no tienen otro lugar donde vivir.

Esta situación mantiene al ralentí las obras exteriores, en tanto el juzgado de instrucción no responde al penúltimo trámite de petición de lanzamiento de estos okupas que el Concello de Ourense a través del área de Urbanismo, les tramitó hace unos días.

La propia edil de Urbanismo, Sonia Ogando reconocía que al margen del cumplimiento de los plazos de la obra, lo que preocupa al Concello de Ourense es la integridad de estas personas, dado que pese al vallado exterior, al estar viviendo y moviéndose por la zona de los viejos alpendres, como muestra la fotografía inferior, puede haber riesgo para su integridad física.

En todo caso el desalojo solo se puede llevar a cabo con esa autorización judicial, , algo que ya lleva esperando el Concello desde antes incluso de que se iniciara el decreto de cuarentena y la posterior paralización de las obras del mercado de abastos. Por su parte los comerciantes insisten en la inseguridad que les genera esta población en el entorno de los puestos de la zona de rianxo, y los culpan de ser supuestos autores de algún robo en la zona.