Ourense encara el final de la segunda semana de estado de alarma con los ojos puestos en el mundo rural y en la curva de contagios que crece de forma exponencial con respecto a las jornadas anteriores. Ayer, se registraba la quinta víctima de coronavirus. Un hombre de 63 años con patologías previas que se une a la lista de defunciones que integran otro varón de la misma edad fallecido el miércoles, a las dos nonagenarias muertas durante la primera semana y a otro hombre de 90 años.

Fuentes sanitarias informaron que el número de contagiados continúa alimentando al curva y contabiliza un total de 237 casos, de los cuales 230 permanecen activos.

Durante la primera semana de estado de alerta dos personas fallecieron -dos mujeres nonagenarias- y durante esta segunda semana se produjeron otras dos -una de otra mujer nonagenaria y la de un varón de 63 años.

De los casos que permanecen activos en el área sanitaria de Ourense, 168 continúan su proceso de cuarentena en sus respectivos domicilios con síntomas leves y con la atención sanitaria de las autoridades para controlar su estado de infección. Los demás casos siguen hospitalizados en el Complejo Hospitalario de Ourense, en el comarcal de Verín, en el de O Barco y en Cosaga.

En el último día han aumentado los ingresos en el hospital barquense donde hay contabilizadas seis personas, en detrimento de los cuatro que había el miércoles. Este foco se produce después de la aparición de un positivo en una de las residencias de ancianos de O Barco. Y es que el foco de la contención del coronavirus se está centrando en el rural después de la detección de estos casos como la aparición del principal foco en Celanova.

Todos los medios de emergencia y voluntarios -en varias zonas de la provincia como Xinzo o Beade- los agricultores salen con sus tractores para desinfectar las carreteras y los edificios de la localidad.

Labor destacada es la que están desarrollando las Agrupaciones de Voluntarios de Protección Civil de la provincia que despliegan sus unidades por todos los puntos de la geografía ourensana para tratar de ayudar en las labores de desinfección o los servicios mínimos para aquellos grupos de personas que no pueden cómo abastecerse. Desde A Rúa, pasando por Allariz, desde A Gudiña hasta Ribadavia, desde la comarca de Monterrei a la Baixa Limia, todas las unidades se organizan para que la pandemia trate de afectar lo menos posibles a las zonas donde residen las personas mayores.

Esta semana también se pusieron en marcha, a través de una decisión del gobierno gallego, las nuevas funciones de las brigadas y de los bomberos forestales que se suman a los efectivos de protección civil en tareas básicas de desinfección por toda la provincia.

La pandemia tardó en llegar al mundo rural pero se está detectando en muchos concellos de la provincia de Ourense y ninguno queda ajeno a la crisis sanitaria que se está viviendo y toman medidas para tratar de contener el virus de la mejor forma posible. Las administraciones locales tratan por intermediación de los cuerpos de emergencias o de seguridad de prevenir en la medida de lo posible un mayor número de contagios.

A la espera de resultados

Aunque el foco esté en el mundo rural, el otro escenario son las residencias de mayores, el grupo más vulnerables frente al virus.

En concreto, en la provincia de Ourense existen casos positivos en tres de ellas situadas en Celanova, Ourense y O Barco. Esta situación supone un problema para los residentes, pero también para las trabajadoras que se adaptan a la nueva realidad, pendientes de las pruebas realizadas a los usuarios para un posible traslado o para una reorganización necesaria en algunos geriátricos.

La residencia de Nuestra Señora de la Esperanza en A Farixa contabiliza un total de seis positivos, pero todavía le quedan dos pruebas por conocer el resultado. La misma situación ocurre con la Residencia San Carlos de Celanova donde los 42 residentes esperan al resultado de las pruebas hechas durante esta semana.