Algún día en el futuro Noa tendrá dificultades para recordar el detalle o el momento que hizo especial la fiesta de su 10, 14, 17 o 22 cumpleaños, pero no la de su 13 aniversario, la que celebró confinada en su casa de Ourense mientras el mundo libraba una dura batalla contra el coronavirus.

Como ella, son muchos los ciudadanos que celebran sus eventos en la intimidad de su salón, solos o con la familia con la que comparte techo en esta insólita cuarentena. Los niños, todo el año esperando ese día especial para darse un baño colectivo en una piscina de bolas, lo llevan un poco peor.

En pleno estado de alarma por la expansión del Covid-19, Noa Barreira se resignó este viernes 19 a celebrar su cumpleaños en versión reducida. En circunstancias normales, habría tenido tres fiestas. Una con sus amigos y otras dos en el ámbito de la familia, una con la materna y otra con la paterna. Pero la situación excepcional provocada por la pandemia mundial la mantuvo sin salir de casa un día en el que prácticamente no la habría pisado.

En plena adolescencia, el plan era quedar con diez o doce amigos para comer fuera, ir al cine y pasar toda la tarde con ellos. La declaración del estado de alarma la semana anterior ya la puso en preaviso y no llegó a crear el pertinente grupo de Whatsapp: "No preparé nada porque ya me imaginé que me quedaba sin fiesta", cuenta. De hecho, lo primero que le vino a la cabeza en cuanto supo que la situación se complicaba y que se avecinaban largos días de confinamiento fue el adiós al cumpleaños. Horror.

Pero tampoco es que haya sido un drama. Lo celebró con sus padres, tuvo su regalo (comprado por internet) y su teléfono móvil registró una actividad mucho más intensa que un día normal en la vida de una adolescente. Sus padres se encargaron de que la fiesta en casa, aunque en versión compacta con solo tres participantes, fuese memorable. También era el Día del Padre, así que el motivo era doble: "Pedimos un desayuno especial: cafés con leche, zumo, muffins, cruasanes, galletas, bollos de chocolate y unas tazas con inscripciones de feliz cumpleaños y feliz Día del Padre, y ella sopló su vela", relata el padre de la cumpleañera, José Luis Barreira.

Las fiestas que han quedado en el aire vendrán cuando todo esto termine y como ya avanza Noa, piensa celebrar su trece cumpleaños a lo grande. Con la familia a la que no puede ver estos días y con los amigos a los que echa de menos en estos días raros.