"Cuando remato mi turno de trabajo como médico de urgencias en Bande, cruzo la verja de mi casa y no vuelvo a salir.Es cuestión de responsabilidad individual y colectiva", explica Lucila Bravo. "Es cierto que me cuesta desconcertar estos días pues quiero saber como está mis compañeros de profesión y familia, pero tratamos de jugar al parchís, ver programas divertidos para liberar endorfinas. Cada uno debe hacer estos días lo que le haga feliz desde música a color-terapia. En casa vivimos mi marido, mi hijo, mi suegra y yo, y todos cumplimos esta cuarentena. Las personas podemos ser extraordinarias y es ahora cuando debemos demostrarlo y personalmente creo que mi obligación como médico es dar ejemplo".