Las medidas adoptadas por el Concello de Ourense para contener la expansión del coronavirus sumaron ayer la restricción de las frecuencias de los autobuses urbanos y un plan de choque de limpieza y desinfección de mobiliario urbano.

El alcalde de la ciudad, Gonzalo Pérez Jácome, señaló que los autobuses son "un foco de exposición al virus, pero también un servicio esencial", por lo que recomienda usarlos "cuando sea estrictamente necesario".

Así, las frecuencias diarias pasarán a ser las de los sábados, y se cancela el servicio el tren de las termas, así como las paradas en centros de enseñanza, ahora cerrados. Es el caso de la línea 10, que dejará de dar servicio al campus, o la línea 1, que llega hasta la Universidad Laboral. Los autobuses que llegan a la residencia sanitaria se mantienen igual.

El gobierno local recuerda que la empresa de transporte "está haciendo un gran esfuerzo de limpieza para la desinfección de los autobuses", y recuerda que las personas especialmente vulnerables a las infecciones respiratorias y las mujeres embarazadas, son población de riesgo que debería evitar el empleo del transporte público colectivo.

Por su parte, el edil de Medio Ambiente, Jorge Pumar, firmó una providencia para implantar servicios excepcionales de limpieza.