Ya está en su casa. Sin embargo, el viaje que programó a Roma para darle la sorpresa de su vida a su madre no fue como esperaba. Una ourensana -que prefiere mantener el anonimato- tuvo que volar a un tercer país tras la decisión del gobierno español de cerrar las fronteras aéreas y no recibir ningún vuelo desde el pasado martes.

La cronología empieza el lunes, 9 de marzo: "Mi hermana, mi madre y yo pensamos en cancelar el viaje por la situación del coronavirus. Entonces el lunes llamamos al Ministerio de Exteriores que teníamos un vuelo programado para el mismo día para preguntar si había algún problema. Nos dijeron que no. Entonces procedimos a reservar el aparcamiento el mismo día en el aeropuerto de Santiago para volar a Roma y hicimos una escala transitoria en el aeropuerto de Madrid, todo sin ninguna complicación".

El lunes transcurrió con la normalidad prevista: "Llegamos por la tarde y fuimos a la Fontana di Trevi, no había mucha gente, pero si que había cierta aglomeración de gente y todo estaba abierto". El martes cambió todo. La evolución de los casos positivos en Italia y en España llevó al gobierno español a tomar la decisión de no recibir los vuelos procedentes de Italia. "Nos enteramos al mediodía y no dábamos crédito. En menos de 24 horas el Gobierno cambió de criterio, Exteriores nos dijo el lunes que no había ningún problema y el martes nos cancelaron los vuelos".

Tras la decisión del Ejecutivo español, se dirigieron al aeropuerto para reclamar una solución a la compañía aérea y "vimos que todos los españoles estaban en la misma situación, no dábamos crédito. Nosotras por suerte teníamos el viaje de lunes a viernes y teníamos pagado el hotel, pero había personas que esa tarde se tenían que marchar que al final no salieron".

La familia ourensana se puso en contacto con la compañía y esta le daba la solución de salir de Roma por mar hasta Barcelona: "El martes por la tarde nos dijeron que si queríamos ir en barco, nosotras nos negamos, pero muchos españoles tuvieron que pagar ese barco para poder ir a España. 20 horas de trayecto". El miércoles Portugal también cerró la frontera con Italia y dejó de recibir vuelos. "La compañía nos reubicó para volar de Roma a Fráncfort y de allí a Porto y así poder llegar hasta Ourense. Aunque podríamos haber hecho Fráncfort -Santiago pero los vuelos estaban completos y entonces volamos este pasado jueves de Fráncfort a Porto y así llegamos a Ourense".

Ninguna prueba del Covid-19

La ourensana y su familia mantuvo contactos con el Ministerio de Exteriores y con el consulado de España en Roma. Ambas entidades respondían a sus correos electrónicos, pero no aportaban una solución eficiente. "En uno de los correos nos decían que una de las formas para llegar a España desde Roma era ir en barco y otra era salir de Italia en coche, cruzar Francia y entrar por los Pirineos. Si quieren controlar bien la llegada de gente, lo lógico es limitar los vuelos directos, pero que sean directos, así puedes controlar la gente que entra, no enviarla a un tercer país para poder entrar y menos ofrecerle esa solución, porque así no controlas la gente que entra en España que pueda estar infectada".

La voz ourensana, así como su familia, critican la inacción y el cambio de criterio de un día para otro: "Se demuestra que el Gobierno no está a la altura de las circunstancias y mucho menos para traer a todos los españoles que se encuentran en Roma, porque los han dejado tirados".

A pesar de estar en Italia, Roma no es una zona de riesgo. La ourensana se puso en contacto con el servicio de Medicina Preventiva del CHUO para evaluar la opción de realizar el test del Covid-19: "Me dijeron que Roma no era una zona de riesgo y que si no presentaba síntomas no era necesario realizar las pruebas". Y así acabó un viaje sorpresa que fue más sorpresa de lo esperado.