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Amor y odio al jabalí

La asociación ecologista Ridimoas afronta un juicio debido a una batida ilegal en de su territorio

'Don Pantuflo', abatido en 2018 en el bosque Ridimoas, en un bebedero de pájaros. // FdV

La asociación ecologista Ridimoas tiene pendiente un juicio por lo penal debido a una batida ilegal dentro de su territorio, en 2018, en la que asegura que se mataron más de seis jabalíes, así como ciervos y un águila ratonera que ha desaparecido. Actualmente hay unos 12 nuevos jabalíes aproximadamente, que "escaparon de los cotos de Leiro y Ribadavia".

Lamentan desde la asociación que estos animales andan "constantemente perseguidos", que las batidas lo que hacen es que procreen más ejemplares, y denuncian que determinados cazadores entran en parcelas privadas sin permiso, cuando "los derechos cinegéticos son de sus propietarios", a los que económicamente no revierte nada de esa cacería.

Comenta Rodríguez que quizás a esos titulares "les sería más rentable alquilar los derechos cinegéticos que tienen, que la propia agricultura", por lo que dice que podrían alquilar sus tierras a un coto de caza.

Críticas a la administración

En el bosque de Ridimoas, el ecologista señala que los cazadores denunciados presuntamente certificaron en su documento a la Xunta que solo habían matado un animal y además no indicaron que fue en dicha propiedad, pero después en el juicio reconocieron que fueron seis, "aunque en realidad había sido muchos más". Pablo Rodríguez lamenta que la Administración "no controle y no haga cumplir la ley".

A mayores, el presidente de este colectivo ecologista alerta de que cada vez se practica la caza más cerca de las localidades. En el caso del bosque de Ridimoas se llevan a cabo visitas guiadas y ha servido para la elaboración de tesis doctorales, como una sobre la mimosa

Pablo Rodríguez propone paralizar determinadas batidas que, en su opinión, únicamente provocan un incremento notorio de la población de estos animales empeorando además la calidad de la especie. Su demanda es que se cace solo en cotos de caza y se pague arrendamiento por entrar en las fincas privadas, ya que la ley atribuye esa fauna allí existente a sus dueños. El representante del colectivo ecologista Ridimoas considera que la Xunta debería controlar más estas prácticas.

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