"He decidido cerrar la tienda, será en abril y estoy triste y contento. Pero mucho más contento que triste. Me paso a la venta online para tener mas tiempo libre. May [su mujer] dice que me lo merezco y yo también lo creo. Gracias a los majos y a los uglys". Carlos Álvarez (Ourense, 55 años) oficializó ayer la despedida que había adelantado a algunos de sus clientes en persona, dejándolos compungidos aunque sean conscientes. Tras el anuncio en las redes, más de un centenar de mensajes porque la nostalgia es poderosa. "Estoy contento, sí, aunque también con cierta melancolía de que se acaba una época". La tecnología, determinante en el desplome de la venta física de discos, cambia el enfoque de Peggy Records. La última tienda de álbumes nuevos en Ourense -Pet Sounds, en As Burgas, compra y vende segunda mano- bajará la persiana coincidiendo con el 31º aniversario. Los tiempos no son como solían.

Desde ayer, en el segundo local de venta de música más grande de España -25.000 artículos expuestos-, se liquidan existencias con un 20% de descuento en vinilos, 30% en cedés y la mitad de precio en libros, películas y videojuegos. Después, Carlos operará por internet para liberar el stock y seguir atendiendo los encargos de los clientes habituales, muchos convertidos en amistades granjeadas por una pasión común, aprendices que se especializaron gracias a sus recomendaciones, aunque él se reste importancia: "Como también he conocido música gracias a ellos, no tengo la sensación de aportar más. Fue un feedback mutuo", afirma. Sin Peggy termina una época tras 5 emplazamientos desde 1989. La venta por la red será "una manera de seguir en contacto. El precio, más barato porque voy a tener menos gastos. En principio voy a seguir atendiendo a mis clientes de siempre, de otra manera pero tal vez mejor", valora.

"Si para él es una alegría me alegraré por él, pero la pérdida de la tienda física de Peggy me causa tristeza. Hubiera sido un ignorante musical aún más grande", resume Alfredo Varela (Ourense, 53 años). Es asiduo desde los inicios en las galerías del Parque. "Tuve meses de gastarme 200 euros en vinilos. No los he contado ni catalogado, de hecho llego del trabajo pensando en escuchar un disco y a veces tardo en encontrarlo, pero entre cedés y vinilos deben ser unos 2.000".

"Descubrí más que en Spotify"

Antes de que internet cambiara el mercado, cuando Youtube y Spotify parecían ciencia ficción -en la actualidad, la venta digital supone más del 71%-, establecimientos como Peggy eran zonas de refugio y de reunión, foros culturales. Y el vendedor era más un prescriptor. "Ha sido un sitio al que venir a descubrir nueva música. A mis grupos favoritos los conocí aquí. Hoy [por ayer] vengo a recoger un disco de un grupo que me descubrió Carlos, Big Thief". Alfredo guarda un recuerdo especial de un álbum que adquirió en 1992: The Southern Harmony and Musical Companion, de The Black Crowes. "Bajé de mi casa a la tienda y le dije a Carlos: necesito un disco de rock. 'Escucha este grupo', me aconsejó. Yo a Wilco también los conocí gracias a Carlos; y en el jazz, a Patricia Barber o Kurt Elling. La lista sería interminable". El cierre del local de Peggy, añade Alfredo, "para mí, que también soy futbolero, va a ser muy parecido a lo que supuso la desaparición del Club Deportivo Ourense".

Xenxo Docampo (Cea, 40 años) y su primo Ricardo eran adolescentes cuando descubrieron la magia de las canciones en el primer negocio de Peggy, en las galerías de San Lázaro. Xenxo cultivó una costumbre. Desde aquella época de casetes y cedés al empuje en los últimos años del vinilo, el mejor formato para coleccionar música y asimilar de forma tangible los discos favoritos. "En el Bachillerato y en la Universidad, ya en la tienda de la Habana, iba constantemente. Entonces recopilé casi toda la discografía de los Rolling Stones. Ha sido toda una vida, algo que marca. Peggy fue un oasis en Ourense, podías venir a refugiarte y a pasarte 15 o 20 minutos mirando colecciones, novedades, segunda mano... Y las conversaciones con Carlos sobre la música y demás cosas de la vida", subraya. "Él me descubrió el sonido americano por completo, por ejemplo a The Jayhawks o a Wilco. Pasaban los años y conocía tus gustos y qué te iba a agradar y qué no. Tengo un recuerdo muy ligado también al Kind of Blue, de Miles Davis. Fue el primer disco que me vendió para iniciarme en el jazz. Me dijo que si no me gustaba, no me gustaría nada de jazz. He descubierto mucha más música gracias a Peggy que al algoritmo de Spotify", expone Xenxo.

"El cierre del local es una pérdida y una sensación de vacío tremendas. Los últimos meses, sobre todo cuando empecé en la política, me tiraba más de una hora casi todos los viernes, revolviendo los discos y hablando con Carlos de lo divino y humano. Es como el tendero que sabe tus gustos. Me ha asesorado y he aprendido muchísimo de música con él", dice Miguel Caride, músico, abogado y concejal. Porque descubrir un álbum o un artista transforma el modo de relacionarse con la música, es decir, cambia la vida. Como decía Kafka sobre la literatura, un disco ha de ser un hacha que rompa el mar de hielo que llevamos dentro. "El gusto de tocar los vinilos como cuando era adolescente se perderá, y eso es parte del ritual. Pero bueno, son muchos años al pie del cañón y Carlos se ha ganado el descanso".

Rechazó una oferta "kamikaze"

La crisis crónica del sector, agravada con los cambios en la producción y el consumo de música, ha sido importante en el cierre, junto a motivos familiares. "Cuando se toman decisiones así, al 70% es por razones económicas. Tuve una oferta seria hace unos meses, de un chico del País Vasco, y le dije que se marchase a casa y no fuese un kamikaze, que no hiciese una tontería. Veo imposible que vuelva a haber una tienda así en una ciudad como esta. El mercado del disco tiene un futuro muy complicado de aquí a 10 años". Pero el legado de Peggy Records perdurará.