Feligreses de las parroquias de Gomesende, O Pao, A Guía, San Lorenzo de Fustás y Quintela de Leirado rindieron homenaje en la jornada de ayer a José López Gil, el cura de mayor edad de la diócesis que sigue en activo. El obispo de Ourense, Leonardo Lemos, lo contempla como "un referente para el clero ourensano", por lo que, pese a su avanzada edad, continuará al frente de la parroquia de San Lorenzo. López Gil reconoció que ayer fue uno de los días más felices de su vida, al sentirse "arropado y muy querido" por los vecinos y la alcaldesa de Gomesende, Pura Rodríguez Álvarez, una de las organizadoras de la programación desarrollada ayer. Contempla como su mayor logro, la creación del santuario y de la parroquia de A Guía, como "un gran centro de devoción mariano de la comarca de Celanova".

La alcaldesa de Gomesende indicó que "todas las despedidas son tristes", pero resaltó que "en este caso no lo es tanto", al concebirse como una jornada de reconocimiento de la función que ha desempeñado a lo largo de sesenta años, en los que "dejó todas las iglesias parroquiales y las capillas en muy buen estado", además de "mostrar siempre una gran sensibilidad por las personas más desfavorecidas". En líneas generales, lo califica como "un buen hombre y un buen cura".

José López Gil recuerda que, en el momento de su llegada en 1960, A Guía pertenecía a O Pao. "Era una parroquia muy grande, con 37 pueblos y 2.700 habitantes en el año 1940. Cuando llegué yo allí, en A Guía no había nada más que una mala capilla, con un sendero y un montículo lleno de maleza". Sobre aquel terreno, el párroco hizo un gran santuario, que cuenta con "una devoción extraordinario". El día de la fiesta, acuden al santuario personas de Celanova, Entrimo, Bande, Portugal y Ribadavia. Otro de sus logros fue la organización del milenario de San Pablo, en la parroquia de Quintela de Leirado. El párroco es autor de tres libros, sobre Quintela de Leirado, el milenario de San Pablo y el Santuario de A Guía.

José López Gil nació el 19 de enero de 1927 en Loureiro de Buciños, del municipio de Carballedo (Lugo), en el seno de una familia de labradores acomodada, con abundante ganadería y tres molinos que "molían todos a un tiempo, al alimentarse con el mismo caudal de agua".