La mejor miel ecológica de variedad oscura de España se produce a 1.000 metros de altitud, en el parque transfronterizo de O Xurés, en la Baixa Limia ourensana. Allí están las 300 colmenas de Ecomel, la firma con la que Amable Pérez Diz acaba de obtener el premio Panal de Oro, a la mejor miel oscura ecológica de la Península Ibérica, en el II Concurso Hispano-Luso de Mieles Ecológicas, celebrado el pasado fin de semana en León.
"Es muy complejo cumplir todos los requisitos para poder optar a un galardón de miel ecológica, pero la verdad es que este premio es un aliciente al esfuerzo que supone tratar de salir adelante con un proyecto de este tipo y en el rural", explica Amable.
Reconoce que, sin pretenderlo, es uno de los ejemplos de ese "yo me quedo" con el que intentan animar las administraciones a los más jóvenes a emprender en su lugar de origen y paliar la imparable caída demográfica.
"Por ahora no es fácil vivir holgadamente de esta producción, son muchas cláusulas que hay que cumplir y mucha inversión, y más si la miel aspira a tener un sello de miel ecológica", afirma el joven apicultor. Una de las condiciones es que las colmenas, como es su caso, se ubiquen en zonas alejadas de cualquier tipo de foco contaminante o autovía.
"Tenemos dos enemigos, los grandes incendios que han causado importantes daños en el Xurés estos años; de modo que tuve que ir cambiando una a una colmenas que pesan hasta 50 kilos para poder salvarlas", explica. La otra es una amenaza "global" y es el cambio climático, "pues nuestra miel tiene como base toda esa flora autóctona, en especial carballos, castiñeiros o silveiras que se han visto afectados por esas oscilaciones de la meteorología".
En su caso, Ecomel cuenta con 300 colmenas en estos montes de Xurés, esa "raia" más política que social y geográfica que separa Galicia y el norte de Portugal. "Con esas 300 colmenas tendríamos que haber conseguido, en condiciones climáticas normales, una producción de unas 9 toneladas, y han sido 3,5, lo que quiere decir que ahora necesitamos tres colmenas para conseguir la producción que antes se obtenía con una", lamenta el apicultor.
Pero los 90,28 puntos sobre 100 que le ha otorgado el jurado en este concurso de productores hispano-lusos demuestran que Amable ha conseguido luchar contra los elementos y salvar la calidad de su producción. "La miel es el néctar de las abejas; ellas mismas les quitan las humedades mediante el sellado. Por eso el secreto de una miel de calidad, y para que esta llegue con todas sus propiedades al consumidor, es que no haya sufrido ningún tipo de manipulación o cambio térmico que la alteren durante todo el proceso", explica Amable Pérez.
No sabe si su apuesta por la agricultura y la ecología, tan lejos del epicentro urbano como es la "raia" hispano-lusa, le permitirá seguir viviendo en y del campo. "Habrá que intentarlo", afirma. De momento su esfuerzo ha tenido premio y con una miel que bebe de la Galicia más mítica, la de los carballos, castiñeiros y silveiras.
