En la mencionada ponencia sobre "Gestión de riesgos de riadas en Ourense", presentada por los profesores L. Rapela Freire; Rodríguez-Toubes y Uña-Álvarez, en el transcurso del Congreso Internacional de Termalismo celebrado en el Campus de Ourense en 2015, se apuntaba ya como "la única solución posible" tras el estudio realizado por estos expertos, de los daños por riadas en las pozas ribereñas, "el traslado de las termas a una zona no inundable", señalaban.

Entendían que la medida no estaba contemplada "al estar las surgencias termales en plena llanura inundable, medida que implicaría un elevado coste económico y la pérdida de atractivo turístico termal que caracteriza a Ourense". Pero aportaban ya en 2015 un balance que en solo tres años rondaba ya el millón de euros en gastos de reparación por la riada. Si algún equipo de gobierno acomete este cambio ahorraría en pocos años millones al Concello y la oferta termal sería estable, sin altibajos todo el año.

De hecho ese atractivo del que hablaban los expertos de a UVigo, que podría perderse para el turismo, por subir un poco más la cota de las termas, no afectó a la empresa privada. Los promotores de las termas privatizadas de A Chavasqueira (las arrasadas en 2019 por el fuego) y el complejo termal de Outariz, las ubicaron más alejadas del río y nunca resultaron inundadas.