El contexto es el de una familia desestructurada, que ha convivido con problemas de adicciones y con la delincuencia. El hijo Antonio F. J. uno de los dos hermanos, apodado Tarzanín, y con problemas de toxicomanía así como un amplio historial delictivo en el que le constaban más de sesenta detenciones, según fuentes policiales, sufrió en 2017 un accidente de tráfico, cuando circulaba en un vehículo robado, y quedó tetrapléjico. Tenía 45 años y se encontraba en una residencia de la zona de Barrocás en Ourense a la que acudía a visitarlo con asiduidad su madre. Ella, Julia J. J., una mujer de 66 años, estuvo con él el domingo por la tarde y se investiga si envenenó a su hijo con alguna sustancia - se baraja que pudiera ser metadona- porque después de su visita se produjo un empeoramiento del estado de salud del joven. El hijo sufría una inmovilidad total de sus miembros inferiores y superiores, lo que descartaría que él hubiera ingerido el tóxico.
La progenitora se marchó posteriormente a su casa y supuestamente se quitó la vida el domingo 12 de enero, con pastillas y heroína. El cuerpo sin vida fue localizado poco después de las diez de la noche. Lo encontró su otro hijo, también consumidor de drogas, y de quien habría cogido las sustancias. La mujer dejó una nota de despedida.
A consecuencia del envenenamiento, el varón sufrió una insuficiencia cardiorrespiratoria y desde el centro residencial fue trasladado al Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO). No mejoró, entró en coma y falleció el lunes de esta semana, el día 13.
Se tratan de dos muertes con una posible relación, resuelve sin más detalle la comisaría de Ourense. Es la hipótesis, con la debida cautela, con la que trabaja la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la comisaría provincial, que ha remitido un atestado al juzgado para que así se corrobore. A la espera de la finalización de las pruebas científicas, la Policía considera que se trató de un homicidio. El varón presentaba una discapacidad física total, incompatible con la administración de la sustancia por sí mismo. Que después apareciese el cuerpo sin vida de la madre, por un aparente suicidio, ha conectado ambos casos.
En el supuesto de que se tratara de un homicidio cometido por la madre, el suceso no tendría más consecuencias penales una vez esclarecidas las causas, ya que la responsabilidad se extingue con el fallecimiento del presunto autor.
En la investigación resultan fundamentales los resultados de las pruebas de autopsia, y en concreto el análisis de tóxicos, que determinarán si la muerte del hijo se produjo por una sobredosis de metadona. Los policías de la UDEV efectuaron una inspección ocular en la residencia así como en el domicilio de la madre, donde recogieron pruebas y sustancias para cotejar con los resultados de la autopsia y determinar si, como señalan las hipótesis en este momento, hay relación con los dos fallecimientos.
