El Grupo de Estudios de Arqueología, Antigüedad y Territorio (GEAAT) del campus de Ourense iniciará el próximo día 31 de enero una nueva campaña en el yacimiento galaico-romano de Santa Lucía, en Astariz, Castrelo de Miño. La tercera que los investigadores desarrollan en este enclave y que dará continuidad a las realizadas en 2016 y 2017, esta vez mediante un sondeo del aterrazamiento y el registro fotogramétrico de varios sectores del recinto.

Fue en este castro en el que estos investigadores descubrieron el primer lagar rupestre datado en el Noroeste peninsular, y uno de los pocos al que se ha podido atribuir una fecha en toda la península ibérica. Además, este hallazgo ha ayudado a constatar que ya se producía vino en la comarca de O Ribeiro desde inicios de la dominación romana de la Gallaecia, en el siglo I después de Cristo.

El alcalde de Castrelo, Esteban Suárez, y el director del proyecto e investigador principal del GEAAT, Fermín Pérez, presentaron la campaña, que estará cofinanciada por ambas entidades. El gobierno local aportará 3.000 euros a través de un contrato de I+D, y la UVigo 2.612 euros a través de los fondos de investigación del grupo de arqueología.

La actuación en el yacimiento contará, además, con la participación de Jessica Silvares, arqueóloga del GEAAT y directora de la intervención arqueológica, y ocho estudiantes de grado y máster de la Facultad de Historia del campus ourensano.

Los trabajos de campo se prolongarán hasta el 4 de abril y consistirán en un sondeo arqueológico centrado exclusivamente en el sector dos del castro, en la plataforma de la croa, ya que es "la que muestra una mayor potencialidad científica, histórica y patrimonial de todo el yacimiento", explicaron. La zona ya fue excavada en las campañas de 2016 y sobre todo en 2017, descubriendo una superficie de casi 125 metros cuadrados en la que quedaron a la vista importantes estructuras constructivas: una cabaña circular de tradición indígena, una calle transversal y varios habitáculos con esquinas en ángulo recto, datadas en la época romana, desde el cambio de era hasta el siglo V o VI después de Cristo.

La excavación consistirá en la ampliación perimetral de los perfiles estratigráficos existentes por las bandas sur y este del sector dos, que es hacia donde se dirigen la calle y los muros romanos. Con esta actuación buscarán dar respuesta a los principales problemas histórico-científicos que presenta el yacimiento, especialmente la datación y caracterización de estructuras y materiales.

El segundo gran eje será documentar y registrar la fotogrametría de la nueva zona excavada y otras áreas del yacimiento, especialmente los sectores seis y siete, en los que hay una gran cantidad de estructuras rupestres. El estudio fotogramétrico permitirá disponer de un registro "ultrapreciso" con planimetrías y altimetrías en 2D y 3D, de los diferentes elementos del castro.

Las excavaciones anteriores confirmaron la presencia en este enclave de niveles de ocupación galaico-romanos (cabaña circular), romanos y tardo-romanos (calle y muros rectos) y también medievales o modernos relacionados con la desaparecida capilla de Santa Lucía.