Aquel Miño que batía enfurecido, formando olas y espuma como el mar revuelto contra un acantilado, a la salida de la presa de Velle, es un río aún caudaloso pero mucho menos fiero, pese a que todavía cubre las termas de O Muíño tras haber anegado también A Chavasqueira y Outariz. Llegó a circular con una fuerza de 3.500 metros cúbicos por segundo y ahora fluye a unos 650. Las borrascas Elsa y Fabien llevaron el río al límite -se activó la situación de alerta por primera vez en 19 años- y causaron inundaciones, múltiples incidencias y cortes de luz durante horas o días en miles de hogares. Pese al anticiclón de Navidad, con las lluvias dejando paso a un intenso frío, el nivel medio de los embalses es superior al que se registraba a finales de diciembre. El día 23 se situaba en un 90,67% de la capacidad y este pasado lunes 30 -los días del resumen semanal-, al 91,32%, un 0,65% más. A estas alturas del año suelen estar al 66,2% (periodo 99-2000 a 2018-19).
La menor necesidad de aliviar agua en los embalses que durante el temporal se suma, como posible causa de este incremento, a la retención en las presas hidroeléctricas para producir energía -conforme a las normas de explotación- y a un posible efecto del deshielo, que aumenta el aporte de los ríos.
El 23 de diciembre, en plena resaca de las borrascas, el caudal medio en la cuenca hidrográfica del Miño-Sil se situaba un 344,3 % por encima del promedio histórico. El anticiclón navideño dejó ver por fin el sol en Galicia y alejó las lluvias. Del 26 de diciembre al 2 de enero no llovió nada en la ciudad, y del 23 al 25 solo 3,2 litros por metro cuadrado, según Meteogalicia.
La precipitación acumulada desde el inicio del año hidrológico -1 de octubre- hasta entonces era de 740,3 litros por metro cuadrado un 76% por encima de la media histórica (periodo 1980-81 a 2011-12). Según los últimos datos, el registro hasta el 29 de diciembre solo había aumentado a 743,9, todavía un 63% por encima de la media histórica, que es de 457 l/m2. A estas alturas del año pasado, el dato era de 441,2, un 3% por debajo de la media histórica y un 41% inferior a este curso hidrológico.
Los caudales aún siguen en una media un 337,2 % por encima del histórico, entre unos mínimos de +130,6 y +139,1%, en el Avia en Leiro y el Caldo en Bubaces, respectivamente, y máximos de +597,6 y +516,6%, en el Arnoia en Pontefreixo y el río Sil en O Barco de Valdeorras, respectivamente.
