El arquitecto que se ocupa de las labores de mantenimiento de la Catedral de Ourense, Manuel Seoane Feijóo, recomienda una intervención sobre el cimborrio, por la caída de arena que se produce, motivada por el deterioro que sufre la piedra debido a la humedad. El problema se produce justo en la misma zona en la que caían pequeñas piedras sobre los sacerdotes que estaban oficiando misas, debido a las filtraciones. Seoane Feijóo recuerda que "eso ya se ha arreglado", pero la piedra "se encuentra reblandecida", debido a la entrada de agua durante años, por lo que "hay que proceder a su limpieza y aplicación de sílice para consolidarla", como se hizo el año pasado con las figuras de la Portada Norte.
El deán, José Pérez Domínguez, muestra un gran interés porque se solucione esta situación, para frenar el deterioro de una estructura del siglo XVI, que tiene gran valor artístico y patrimonial, además del religioso. Fue alzado sobre el crucero por el maestro Rodrigo de Badajoz entre los años 1499 y 1505, "siguiendo los cánones del gótico más denso y decorativo propio de la etapa final de este arte medieval". La funcionalidad del cimborrio es "custodiar a su ochavado alrededor doce grandes ventanales por los cuales pueda penetrar la luz solar para iluminar el crucero desde sus 28 metros de altura, ya que los gruesos muros de fábrica románica impiden que los escasos vanos que en ellos tienen lugar iluminen suficientemente el interior del templo". Y destaca que en la balconada que queda en su interior, "se sitúan las imágenes de los doce apóstoles, uno por cada ventanal".
A pesar de que el arquitecto de la catedral reitera categóricamente que el problema de las filtraciones "se ha solucionado", y atribuye la "caída de arena y suciedad" a la humedad acumulada en las piedras y a la falta de mantenimiento, el deán asevera que "cae arena y algunas gotas de agua", por lo que tendrán que revisar el estado del cimborrio. Pero ambos coinciden en destacar que se trata de "uno de los elementos más significativos y representativos de la catedral de Ourense".
Manuel Seoane Feijóo aclara que "los pedruscos que han ido cayendo, antes de la intervención para eliminar las filtraciones, y la arena que se desprende ahora, "ya no se pueden recuperar", pero el cimborrio "todavía se encuentra en buen estado". Confirma que, en materia de seguridad, "la catedral de Ourense está bien. Tiene muchos más problemas de seguridad la catedral de Santiago que la de Ourense. Allí ya ha caído una campana, que se quedó arriba en el campanario por casualidad".
La catedral de Ourense cuenta con otras necesidades, como la consolidación de la piedra de la Fachada Oeste, que da hacia la praza de San Martiño, para lo que ya están redactando el proyecto. Tendrá un coste de unos 300.000 euros. También permanece pendiente, una intervención en la sacristía mayor, por un montante de unos 80.000 euros. Ya se ha realizado el proyecto, para restaurar el suelo, las carpinterías y varios muebles de caoba.
La restauración de la capilla mayor también es prioritaria, por la funcionalidad que desempeña, para los sacerdotes que ofician misas en el templo, además de corresponder a "un espacio del siglo XVII que es muy interesante".
El delegado de patrimonio de la diócesis y director del Archivo de la Catedral y del Archivo de la Diócesis, Miguel Ángel González -acaba de ser galardonado por la asociación Chamoso Lamas, muestra interés porque se realice una intervención y se amplíe el Museo de la Catedral de Ourense, que se encuentra colapsado, por la gran cantidad de piezas que tiene, de gran valor, que no se pueden exponer debidamente por motivos de seguridad. También apuesta por la creación del Museo Diocesano.
Por otra parte, la catedral de Ourense acogió ayer el VIII Encuentro de los niños con el obispo, a partir de las 11.45 horas, en el que el prelado ofició una misa y procedió a la bendición de las figuras de los belenes que llevaban los más pequeños de sus casas, además de resaltar la importancia que el Papa Francisco le da a esta tradición.
